En los meses más recientes han destacado exhibiciones que hacen de los hilos su material creativo. Así, a Meirelles, Hicks y las Bordadoras de Isla Negra se agregan hoy los tapices de Carlos Arias (1964). Constituyen una revelación, pues prolongadas estancias y luego la residencia permanente en México lo hacían un desconocido en nuestro medio. No obstante, ya una vez había llamado la atención con solo una obra hermosa, en una exposición colectiva. Ahora lo representa un conjunto suyo que abarca más de un par de décadas. El Museo de Artes Visuales le dedica sus tres niveles más subterráneos. Y aquellas permanencias se reflejan aquí, a través de una interpretación personal del arte popular mexicano. De esa manera, otorga aires nuevos a esa tradición: sentido formal heráldico, imaginativas ecuaciones de fauna y flora local, refinada potencia cromática —tanto con acordes multicolores, como restringidos—. Siete tejidos plenos de frescura creativa lo atestiguan. Pero destaquemos con todavía mayor entusiasmo lo que podría considerarse la cumbre del conjunto expuesto. Se trata de aportes en amplio formato, como casi todo el resto, la mayoría vinculados con la figura humana. Anotemos, así, Caupolicán 1558, preciosa distorsión de dibujo figurativo; la imagen tan original de Autorretrato atravesado por un bordado (1999); y construido únicamente por palabras, que se tornan ornamento, Azul paquete de vela. También incluyamos esa figura desnuda duplicada de frente y de espaldas, por el singular paisaje de delgados trazos horizontales que la rodean.
Al contrario, los atributos anotados nos parece que tienden a menguar, cuando Arias hace hincapié en la visión política, alude a preferencia sexual o se pone al día en una especie de homenaje mediante nombres y algunos retratos de artistas chilenos contemporáneos. Por ejemplo, esa muy larga tapicería que recuerda la de Bayeux. En tales casos, el aspecto narrativo adquiere demasiada preponderancia y se pierde espontaneidad, atractivo genuino del autor. Complementa la presente propuesta Espacio Creativo, invitación al público a que participe directamente, incentivándolo hasta hacerle bordar. De un modo un poco insólito encontramos en esta misma sección unas cuantas obras originales de creadores nacionales. Por ejemplo, el estupendo estandarte textil de Tatiana Álamos (1987), la escultura de Zinnia Ramírez (1996), el grabado típico de Dittborn (1979), el paquete de Lise Moller.
En los dos pisos superiores del MAVI, Paula de Solminihac despliega una gran instalación de sentido ecológico, desarrollada en cuatro etapas. La primera cuenta con un video que proporciona la clave temática de este trabajo de 2018-2019. Se refiere al deterioro natural, a la descomposición orgánica, al detritus convertido en ingrediente de fertilidad. Es decir, el humus fructífero. Este, un asunto que inspira a más de un artista de nuestros días. Y De Solminihac lo trata, consiguiendo entregar formas significativas. La propuesta inicial amalgama a la interesante filmación una especie de territorio arenoso suavemente desnivelado, donde se distribuyen pequeñas vasijas de greda con agua, envoltorios tubulares, tubérculos naturales y ordenados grupos de bolsitas textiles llenas. A un costado, el inicio de la alargada e inquietante red protagónica, muy desvencijada por el tiempo y el uso, se prolonga en el nivel más alto del museo.
Arriba se continúa, no solo chorreando también humus líquido, sino transformada en desfallecientes tentáculos que aparentan ser residuos de medusa marina. En este sector del segundo recinto, sobre el muro la fuerte imagen de una pizarra —tela y tiza— cubierta de apuntes y esbozos desordena, lamentablemente, la obra entera. Es que se separa del espacio que de veras le corresponde: La hoja de los cuadernos, con sus láminas amontonadas de ejercicios manuscritos y los recortes pegados de dibujos exploratorios.
Concluye la vastedad de humus un agrupamiento de miniaturas de la propia instalación y de toda clase de objetos vinculados a ella. Sin embargo, pareciera que acá la actual propuesta de De Solminihac también disminuye su homogeneidad global.
La trama
(auto)biográfica
A través del bordado, la revelación de Carlos Arias
Humus
Compleja instalación de Paula de Solminihac
Lugar: Museo de Artes Visuales
Fecha: hasta el 27 de octubre