No estamos diseñados para vivir la incertidumbre como constante. Y parece ser que una de las características de nuestros tiempos es el cambio, no las constantes. Ya es una medida de la salud mental individual y colectiva: la capacidad de ajustarse a los cambios, con el mínimo costo de cansancio y miedo.
Pitágoras decía: “El hombre es la medida de las cosas”.
Ya no es así. La proporción de importancia entre las cosas y el hombre ha variado mucho. Desde que la técnica inundó nuestras vidas y nos ayuda a vivir mejor, existe la propensión a que las cosas nos controlen. Ayudan, pero a la vez esclavizan.
Por ejemplo, el automóvil. Producto de la técnica, nació como medio de transporte. Hoy es un fin en sí mismo. Todos tenemos auto, todos lo necesitamos. Ya nadie camina. Hay gente que hace ejercicio, pero es distinto a movilizarse a pie. Es una opción, no una necesidad. Es un fin en sí mismo.
No es una crítica al avance del mundo y la técnica, al desarrollo. Es solo que tenemos que aceptar que los cambios producen incertidumbres no siempre conscientes. Eso genera tensión y agrava la paz, y la salud mental.
El descanso, por ejemplo, es cada vez más difícil de atrapar. La cantidad de personas —y Chile es parte de los récords mundiales, que necesitan tranquilizantes para dormir y para vivir una vida normal— es enorme. Como si hubiéramos evolucionado en forma disarmónica. No hacer nada, contemplar, es una lata. La conversación, que también es una gran compañía, puede ser cansadora cuando tenemos el cerebro lleno de estímulos. Y el silencio asusta. En parte, porque puede llevarnos a enfrentar la incertidumbre.
Un ejercicio que ayuda es hacerse amigo de la incertidumbre. Entenderla como aventura. Como condición de la vida, que, por ser inevitable, puede llevarnos a generar grandes descubrimientos, no solo en la sociedad, sino en los individuos.
Propongo que ante la incertidumbre, cambiemos el miedo por preguntas. Y la convirtamos en una manera de crear más que como un castigo. Alguien decía que ante el peligro, los seres humanos son unos genios de innovación.
Seamos genios. Y que la incertidumbre no nos venza, sino que nos inspire.