Hernán Caputto lo adelantó en la víspera de su estreno en la banca de la U. “Vamos a ver un equipo protagonista”, dijo entonces, a poco de su estreno dirigiendo a adultos luego de renunciar a la jefatura de inferiores del club.
Y todos, o casi todos, creyeron verlo cumplido en el 1-0 sobre Antofagasta. Muchos vieron, incluso, más de lo que el entrenador había anunciado. Hasta vieron que el interinato era poco para su capacidad.
En todo el ciclo de la rotatoria técnica de los azules esa ha sido la norma: la sincera convicción de que un hombre, solo uno, el entrenador, será capaz de resolver el rendimiento magro del plantel en el campeonato. Lo conseguiría Frank Kudelka. ¿No lo consiguió? Bueno, entonces lo conseguirá Alfredo Arias. ¿Tampoco? Entonces Hernán Caputto.
Y ahí está Caputto, con mejor rendimiento que Kudelka y con el mismo que Arias, aunque con menos partidos que el uruguayo. O sea, la U ha cambiado “pan por charqui”, que es como se llamaba a quedar donde mismo.
¿Se apuraron en la U al despedir a Kudelka? ¿No supieron esperar a Arias? ¿Les “pena” o les queda grande el historial lejano del club (el “Ballet”) y el cercano (el internacional de Sampaoli)? Entrenadores distintos, planteles modificados (aunque levemente) y resultados muy parecidos. ¿Qué hay de común entre los diferentes procesos?
Tal vez sea un efecto, uno más, de la cultura de lo desechable en la que vivimos. De lo desechable y de lo instantáneo. Si el cajero automático no entrega los billetes tan rápido como esperábamos, si el semáforo demora un segundo más en dar el verde, si … lo que sea es distinto a lo que queremos, nos irritamos. Y si la atención demora en un consultorio, el paciente tal vez las emprenda a golpes con el funcionario que está más cerca. De algún modo, puede ser la revancha de quienes deben soportar la prepotencia del médico que llega atrasado a su consulta o del empleado municipal que toma su desayuno cuando ya empezó su horario de trabajo y los ciudadanos esperan junto al mesón.
Puede ser. En casos específicos las causas pueden ser muchas, pero de que vivimos muy de prisa, no hay duda. Todo apura al ciudadano medio. Aunque no sepa claramente a dónde va o aunque no importe a qué hora llegue.
¿Sucede eso en la U? ¿Sucede también con el Colo Colo de Mario Salas?
Lo que queda claro es que los cambios no siempre mejoran el rendimiento y a veces lo empeoran. Vea lo que pasa con el cambio climático.