Me enteré por la prensa que Sebastián Dávalos había inscrito en el registro de marcas la expresión “Me Enteré Por La Prensa”. Él la consideraba propia, dado que fue dicha por su madre cuando habló por primera vez en público sobre los acontecimientos del caso Caval.
Yo creo que con ese tipo de cosas no se juega. Yo no me atrevería a registrar comercialmente las expresiones “hijo, abríguese, porque amaneció nublado” o “vaya a comprar Mentholatum, para evitar resfríos”, que son las frases más típicas, hasta hoy, de mi madre.
Es que si bien yo no le encuentro nada malo al lucro —al revés, creo que en general tiene efectos virtuosos—, opino que con la madre no se lucra.
Además, Dávalos tiene mala suerte, como si lo persiguiera una nube negra. Porque bastó que se conociera por la prensa que él inscribió el “Me Enteré Por La Prensa” (m.r.) para que días después nos enteráramos todos por la prensa de otra noticia vinculada a su madre: la declaración del presidente de la empresa brasileña OAS de que aportó 100 millones de pesos de manera irregular a la campaña de Michelle Bachelet.
El asunto es complejo para la Alta Comisionada de la ONU, porque en el caso aparecen demasiados antecedentes que dejan pensando: los intereses de OAS en Chile, que construía el puente sobre el Chacao, proyecto que ya una vez había sido puesto en riesgo por el gobierno de Bachelet 1; las gestiones de Lula da Silva, que operaba casi como un lobbysta de las empresas constructoras brasileñas y quien además vino a Chile a apoyar la campaña bacheletista; o el rol de Giorgio Martelli, recaudador de Bachelet que luego facturó millones a OAS.
Como todos estos temas, habrá que indagar y se tendrá que aclarar el asunto. Pero la ex-Presidenta ya lo está pasando mal. El martes tuvo que salir a dar una inconfortable entrevista para negar cualquier vínculo con OAS y para dejar lanzada una pregunta que invita a la especulación: “¿Por qué aparece esto ahora?”.
Uno podría levantar miles de teorías conspirativas de “por qué aparece esto ahora”, pero muchas de ellas serán tan descabelladas como plantear que esto aparece ahora en la prensa debido a que Sebastián Dávalos volvió a invocar a los demonios que ya parecían sepultados cuando quiso lucrar con la improbable frase “Me Enteré Por La Prensa” (m.r.).
No es agradable ni oportuno que el asunto del financiamiento irregular de las campañas políticas en Chile reflote en la agenda. Gastaremos mucho tiempo y energía en eso, cuando deberíamos usar esa capacidad instalada para resolver otros temas más urgentes. Pero así son las cosas. Uno no elige las cosas de las que se entera por la prensa.
Quizás el único que podría encontrar una oportunidad en medio de esta nueva crisis es Dávalos, que ha demostrado talento para buscarle la vuelta del negocio a los problemas. Quizás ya partió a inscribir la frase “No He Tenido Vínculos con OAS”. O capaz que se ponga aún más creativo y saque otras patillas del mismo árbol, con marcas más vendedoras como “Los 100 Palos de Lula” o similares. Él es mejor que yo para esto.
Aunque igual voy a chequear si está inscrita la expresión “Con la Madre no se Lucra”. Ahí sí que tuve chispeza.