La ingeniosa pregunta que según Hermógenes Pérez de Arce habría dicho el compositor chileno Acario Cotapos: “¿Por qué no vendemos Chile y compramos algo más chico cerca de París?” (citada con modificaciones), sirve como puerta de ingreso a
Atentado final, de Fernando Sáez, una genial pesadilla narrativa que procede tanto de la novela distópica al estilo de
1984, de George Orwell;
Un mundo feliz, de Aldous Huxley, y
Fahrenheit 451, de Ray Bradbury, como de la ficción histórica alternativa que responde a la pregunta “¿qué hubiera pasado si…?”, y de la que tres de sus ejemplos más conocidos son
El hombre en el castillo, de Philip K. Dick;
La conjura contra América, de Philip Roth, y
Patria, de Robert Harris.
Atentado final es una novela de imaginación galopante que cuesta dejar de lado una vez que se inicia la lectura. Una voz narrativa adornada con buenas cuotas de humor negro, de ironía y de sarcasmo se encarga de conducirnos por un mundo atiborrado de imágenes sorprendentes, entre las que nos movemos saliendo y entrando alternativamente, y casi sin aliento desde la conciencia del narrador a la de los principales personajes. La historia comienza en las horas anteriores al atentado que contra su vida sufrió Augusto Pinochet en 1986. Mientras viaja en un auto blindado hacia su búnker en el Cajón del Maipo, un grupo de miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez termina sus preparativos para emboscar al dictador cuando regrese a la capital una vez terminado el fin de semana. Pero a diferencia del fallido intento de asesinato que tuvo lugar en la vida real, el ataque tiene éxito absoluto en la novela de Fernando Sáez: Pinochet muere acribillado en medio de una balacera infernal gritando “¡Viva Chile!”. Finalizada esta secuencia, el narrador introduce una significativa información: los cuerpos de ocho voluntarios del Frente Manuel Rodríguez aparecen degollados, misterio que se conecta más adelante con el que comunica el fiscal Torres a los generales del estado mayor reunidos en medio del caos que domina en Santiago: “El cuerpo del Capitán General fue acribillado de frente, pero tiene varias entradas de bala por la espalda, lo que hace evidente la traición de gente de su escolta”. En sus inicios, pues, pareciera que el relato se ajustará al modelo de la novela de intriga y misterio. Sin embargo, los episodios que vienen a continuación demuestran que se trata de un oportuno recurso de despiste, de motivos ciegos que no se desarrollan porque su propósito es confundir la atención del lector para luego resaltar con mayor intensidad la historia narrativa que se iniciará páginas más adelante en medio de la confusión y el desconcierto que ambos enigmas provocan en el ánimo de los generales que se han hecho cargo del gobierno. En la segunda parte del relato, la historia alternativa imaginada por Fernando Sáez se concentra en el desarrollo de los planes del
holding suizo SeaScope and Minerals para comprar un país en crisis y reorganizarlo de acuerdo a sus intereses económicos. La precaria situación que vive Chile y su localización geográfica lo convierten en el candidato ideal para los propósitos del consorcio liderado por Arnold Schnizler, su tenebroso presidente.
En uno de los primeros párrafos del texto, el narrador describe la escena donde Pinochet arriba a su fortaleza del Cajón del Maipo: “Los autos llegan finalmente frente a la casa y, como en una película de Hollywood, espera en la puerta la generala rodeada de sus hijos y sus nietos, para darle la bienvenida al esposo, padre y abuelo, para que no olvide el amor familiar”. La absorbente e irresistible historia que Fernando Sáez nos ofrece está inmersa en esta atmósfera hollywoodense donde figuras de carne y hueso que participaron en el golpe y el régimen militar alternan con personajes ficticios, pero todos convertidos en guiñoles de una opereta tragicómica cuyo desenlace es la metáfora personal que el autor nos ofrece del Chile de nuestros días.
Atentado final
Fernando Sáez
Ediciones de la cópula verbal, Santiago, 2019, 186 páginas, $8.000.
Novela