27 años después de los eventos de la primera parte, esta secuela funciona más como producto de
streaming que como filme hecho y derecho. Qué quiero decir con esto: que los casi 170 minutos de metraje operan como si esto fuera la maratón de una serie sin pausa, ya que el espectador está sometido a una prolongada experiencia que resulta de sumo ligera, sin duda entretenida, pero sin el misterio de la primera entrega. El que explica se complica y acá quizás sobra eso: las explicaciones sobre que el mal proviene del maldito payaso Pennywise. Más
fanservice; es decir, demagógica experiencia para el fanático, qué otra cosa. Lo mejor son los
flashbacks con esos chicos actores asumiendo miedos de adultos que los actores adultos (desde Jessica Chastain y James McAvoy, hasta ese genio llamado Bill Hader) haciendo de chicos con miedo. Sin duda, el director argentino Andy Muschietti (también responsable de la anterior entrega) tiene dedos para el piano, pero se nota de alguna manera una mayor concesión a la masividad y una mayor flexibilidad hacia un terror light, menos sicológico y más demostrativo y ruidoso: cuando sube la música uno ya anticipa los dientes filosos del clown del terror. “It: chapter two”.
Terror. EE.UU. 2019, 169 minutos. 14 años.