La sociedad política entre la Democracia Cristiana y la izquierda, o una parte de ella, es larga en la historia de Chile en dictadura y posdictadura. El primer pacto es en 1983, 10 años después del golpe, al constituirse la Alianza Democrática, que integra a la Democracia Cristiana, a una fracción del Partido Socialista —“los renovados”— y a fuerzas socialdemócratas.
Esta alianza política desarrolla una estrategia de movilización social aspirando a la derrota política de la dictadura. Por otra parte y el mismo año, 1983, se constituye otro polo opositor, el Movimiento Democrático Popular, integrado por el Partido Comunista, el MIR y la otra fracción socialista denominada “Almeyda”, cuya estrategia es la derrota político-militar de la dictadura a través de la movilización social y el enfrentamiento directo.
Esta última estrategia fue derrotada en 1986, el “año decisivo”, producto tanto del descubrimiento de las armas en Carrizal bajo como del frustrado atentado a Pinochet. Dos años después, febrero de 1988, y habiendo ganado la estrategia de derrota política-institucional del régimen, se une a este diseño la fracción socialista Almeyda, se constituye la Concertación de partidos por el NO y se estrecha la alianza política entre el PDC y ambos PS. Posteriormente, el año 1989, después del triunfo del plebiscito, se forma la Concertación de Partidos por la Democracia donde los partidos ejes son el PDC y el PS reunificado ese mismo año, constituyéndose ambos partidos en el eje político de la amplia Concertación, constituida en sus orígenes por 14 partidos y movimientos políticos.
A partir de 1990 y hasta el 2010 esta alianza política y esta sociedad conducen el país, triunfando en todas las elecciones presidenciales, parlamentarias y municipales. Al eje PDC-PS se incorporan el PPD y el Partido Radical. La sociedad entre la DC y esta parte mayoritaria de la izquierda sostiene y sustenta los gobiernos de Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet 1. A su izquierda quedan el Partido Comunista, el Partido Humanista y otras fuerzas menores que durante todo este periodo su apoyo electoral bordea el 5% de los votos.
Las hegemonías durante esta fase van cambiando, determinadas por la fuerza electoral respectiva, siendo clara la hegemonía democratacristiana a través de Aylwin y Frei, que cambia hacia el eje PS-PPD-PR, en la segunda década de esta alianza, bajo los gobiernos de Lagos y Bachelet 1. La sociedad funciona. Pero la política y la historia se mueven constantemente y en el año 2009 esta alianza es derrotada por la derecha con el triunfo de Piñera 1.
Pero la derrota tiene una explicación, la Concertación fue desbordada por su izquierda, dado que en la primera vuelta de ese año el candidato de la concertación obtuvo el 29% de los votos y a su izquierda ME-O obtuvo el 20% y Arrate el 6%. La izquierda no concertacionista pasó de ser el 5% promedio de los votos en la década de 1990 al 26% de los votos a fines de la primera década del siglo 21.
La sociedad entre la DC y la izquierda se reorganiza y así se constituye la Nueva Mayoría con la inclusión de los comunistas que lleva al triunfo aplastante de Bachelet 2 el 2013. Bachelet 2 gobierna con un programa fuertemente reformista que recibe permanentemente embates al interior de la coalición, particularmente de la DC encabezada por Ignacio Walker. Ahí se inician las primeras señales del deterioro de la sociedad original. La derrota del 2017 con un nuevo triunfo de la derecha, Piñera 2, produce la ruptura de la sociedad originaria tanto en su versión Concertación como en su versión Nueva Mayoría.
Y así llegamos al presente, donde la antigua Concertación y Nueva Mayoría empieza a rearticularse de otras maneras, teniendo hoy día esa antigua sociedad, en su versión 2 “Nueva Mayoría”, tres expresiones políticas, la Democracia Cristiana; la Convergencia Progresista, PS-PPD-PR, y el bloque Unidad para el Cambio, PC-PRO y Regionalistas, a lo cual habría que agregar el nacimiento también, a la izquierda de todo lo anterior, del Frente Amplio.
Para enfrentar los próximos desafíos electorales del 2020 y 2021, en este nuevo cuadro, creo que llegó el momento de establecer un nuevo tipo de sociedad entre las izquierdas unidas, representadas por Convergencia Progresista, Unidad para el cambio y el Frente Amplio, con el centro político reconstituido, la Democracia Cristiana. Cada una de estas grandes fuerzas con su camino propio, con sus propuestas programáticas propias y llegado el momento de enfrentar y derrotar a la derecha, lograr un acuerdo político, programático y electoral entre las izquierdas y el centro sobre la base de una plataforma programática mínima común.
El primer ejercicio de esta nueva sociedad son las municipales y regionales del 2020 donde aparte de un acuerdo electoral debiera construirse un programa común entre ambos grandes socios que aborden los desafíos municipales y regionales, temas centrales en los próximos eventos electorales.