Yo me iría con más cuidado con la ministra Cecilia Pérez. No sale gratis meterse con ella.
Ya lo sabe Yerko Puchento, el personaje que animaba las veladas vespertinas en Canal 13. Un día se le ocurrió embestir a Cecilia Pérez y a la vuelta de no tantos meses terminó fuera de la televisión abierta.
Al Partido Socialista —que nunca ha tenido ni la chispa ni el
rating de Puchento, aunque compartan ideas similares— le podría pasar lo mismo.
Una cosa antes. Yo no creo que la frase de Cecilia Pérez sobre el PS haya sido afortunada. Recordémosla: “No tienen pudor para tratar, a través de esta acusación (contra la ministra Cubillos), de ocultar lo que todos los chilenos queremos saber: ¿Qué relación tiene el Partido Socialista con el narcotráfico?, ¿por qué se han hecho los lesos durante tanto tiempo?”.
Algo había en su fraseo, en la entonación, el volumen… algo que la hizo sonar tan desafinada como la canción que entonó Florcita Motuda en la votación de la reforma tributaria. Porque por escrito no se lee tan terrible. Mal que mal, eso mismo y peor dijeron varios altos dirigentes socialistas antes respecto del mismo tema.
De hecho, encontré una declaración del senador socialista Carlos Montes en una radio esta semana. Abro comillas: “Sé que en varias comunas ya no están entregando las donaciones que hace la gente del tráfico (de drogas) directamente a las organizaciones, sino que cada vez más lo entregan a militantes de distintos partidos”.
No sé ustedes, pero yo me quedé helado. Y luego me sorprendí mucho cuando vi que tres senadores de la oposición presentaron una querella ante la fiscalía contra Cecilia Pérez por “omisión de denuncia”, dado que según la ley, todo funcionario público que toma conocimiento de un delito está obligado a denunciarlo a la justicia.
Entonces, si la vocera, por haberse preguntado qué relación tiene el PS con el narcotráfico, pudo haber caído en una “omisión de denuncia”, ¿qué queda para el senador Montes, quien dijo saber que los narcos financian a organizaciones y a militantes?
La cosa se ve mal. Hay dos escenarios nítidos a la vista. Uno es que, para defenderse, Cecilia Pérez le pedirá al tribunal que cite a la treintena de dirigentes socialistas que han pedido en los últimos meses investigar los vínculos del partido con narcotraficantes. El otro es que alguien presentará una querella contra el senador Montes por “omisión de denuncia” y tendrá que ir él y muchos otros de sus colegas a declarar para poner claridad en el asunto.
Es decir, en cualquiera de las dos posibilidades tendremos al socialismo en masa declarando ante la fiscalía. Lo que vendrá después serán los testigos, ¡e incluso los mismos narcos!, si es que se atreven a echarlos al agua, claro.
Imagínense no más por un momento a nuestros legisladores siendo careados en el banquillo con miembros de esas bandas con llamativos nombres de fantasía: “los Guarenes”, “los Cogote e' gallina”, “las Malditas”, “las Barbies”, o el mismísimo “Zacarías”.
Será una verdadera maldición para nuestro sistema político. La maldición de Yerko.