Arrancan los cuartos de final de la Libertadores, qué torneo lindo, y la ausencia de los equipos chilenos vuelve a brillar. Escudriña uno en esas llaves con escudos ilustres y no: no hay clubes locales nomás. ¿Y en los cuartos de final de la Sudamericana, que es más humilde? Pues tampoco.
Desde las entrañas futboleras resurge entonces la pregunta lacerante: ¿es malo el fútbol chileno?
Alguno dirá: no le pongan. La última vez que se llegó a cuartos fue el año pasado, con el Colo Colo de Tapia, es un recuerdo fresco. Y sí, claro, pero si se busca la penúltima hay que retroceder hasta el 2012 con la U de Sampaoli y ahí el recuerdo ya se pone medio olisco.
¿Y en el ranking de las ligas más fuertes del mundo que elabora la IFFHS, cómo andamos? Como la mona también: somos la 67ª del orbe y la última de Sudamérica. Hasta la liga de Guatemala, con respeto, tiene mejor ranking que la nuestra. Incluso la de Angola. Y la de Sudán. No sigamos.
¿Es malo el fútbol chileno?
No faltan los que se quejan de los entrenadores y ven en ese gremio el origen de todos los males. Que no están actualizados, que son ratones, que les dan poco tiraje a los juveniles, que son coaccionados por los representantes, un desastre. Esto es, por supuesto, profundamente exagerado, cuando no un lugar común para descargar las rabias del fin de semana, pero...
Según la lista de Football World Ranking, el mejor DT chileno del momento es, cómo no, Manuel Pellegrini (128º del mundo), seguido por José Luis Sierra (167º). El primero de la liga local en aparecer es Ivo Basay (425º). Si fuera tenis, tendríamos un viejo crack y dos profesionales ya hechos jugando puros challengers.
¿Es malo el fútbol chileno?
Sí, pero por culpa de los árbitros se les escucha a otros. Los arbitrajes están matando al fútbol. Se equivocan mucho, no le dan continuidad al juego, son irrespetuosos (¿vio lo de Rolín?), para qué seguir. Pero esto es así desde el año del ñauca (nada más fácil que pegarles a los colegiados) y además ya no importará más: a partir del próximo año tendremos VAR en todos los partidos de la liga. Se acabó la historia: habrá justicia siempre.
¿Será por los dirigentes?
No hay ranking de dirigentes (igual sería divertido elaborar esa rúbrica para Sudamérica: ¿fue amigo de Grondona? Tanto puntaje. ¿Se hace llamar “doctor”? Tanto puntaje) y es más difícil evaluarlos. Ellos, claro, creen que no. Jorge Segovia, por ejemplo, admitió acá que el nivel del fútbol chileno es “más débil” que en 2012, pero básicamente por “la gran cantidad de restricciones que existen para desarrollar los equipos competitivos”.
Esas restricciones no son económicas: el CDF mantiene sagradamente abierta la llave así es que debe ser otra cosa, que el dueño de Unión no dijo o no alcanzó a decir porque la entrevista fue por DM de Twitter. Estrambótico.
¿Es malo el fútbol chileno?
Si lo fuera, a los hinchas no les importa porque esa cañería del CDF la alimentan precisamente ellos, los cerca de 900 mil abonados premium que, como su nombre indica, abonan regularmente un dinerín para ver los partidos en directo por TV. ¿Malo? ¿Bueno? Da igual. Es nuestro. Lo dice la billetera del forofo.
¿Es malo el futbol chileno?
Difícil decirlo.
¿No será culpa de la prensa deportiva?