Estamos a 14 meses de las próximas elecciones generales de nuestro país. El último domingo de octubre del próximo año, millones de chilenos y chilenas concurrirán a votar para elegir concejales, alcaldes y alcaldesas en 345 comunas, y gobernadores regionales (exintendentes) en las 16 regiones del país. Por otra parte, hace 21 meses, en noviembre del 2017, se efectuó la última elección de diputados y diputadas que permite, dada su cobertura nacional, medir la última correlación de fuerzas entre los distintos partidos y bloques políticos.
A partir de esos datos y considerando que la política es un movimiento permanente y no fijado matemáticamente, uno puede derivar algunas conclusiones.
En la última elección de 2017, la derecha política, con el nombre de Chile Vamos e integrada por cuatro partidos (Renovación Nacional, Unión Demócrata Independiente, Regionalistas Independientes y Evolución Política) obtuvo el 38,71% de los votos válidamente emitidos.
Considerando que después de la derrota de la Nueva Mayoría se han ido configurando nuevos pactos y bloques, los votos obtenidos el año 2017 pensando en el futuro son los siguientes: la Democracia Cristiana obtuvo el 10,68% de los votos; el actual bloque denominado Convergencia Progresista, integrado por el Partido Socialista, el Partido por la Democracia y el Partido Radical, obtuvo el 19,46% de los votos. La actual coalición denominada Unidad por el Cambio, integrada por el Partido Comunista, el Partido Progresista y los Regionalistas Verdes y Sociales, obtuvo el 10,41% de los votos; y, finalmente, el Frente Amplio, en esta elección mencionada, obtuvo el 16,48% de los votos. Este Frente está integrado por Revolución Democrática; Partido Poder, Partido Ecologista Verde, Partido Igualdad, Partido Humanista y Partido Liberal de Chile. En esta última coalición, en este año y medio se están produciendo agrupamientos como son los partidos en formación Comunes y Convergencia Social.
De las cifras mencionadas más arriba hay datos relevantes para el presente y el futuro de las fuerzas que, tanto como Concertación y Nueva Mayoría, gobernaron el país durante 24 años. A los “viudos” de la Concertación les recuerdo que si la resucitáramos, tendríamos el 30,14% de los votos; y a los “viudos” de la Nueva Mayoría les recuerdo que tendríamos el 34,32% de los votos. Es decir, seríamos menos de un tercio del electorado. Así ha cambiado la correlación de fuerzas en el último período.
En consecuencia, para enfrentar a una derecha sólida, unida y consolidada en torno al 38% del electorado requerimos la más amplia unidad de la oposición, desde la Democracia Cristiana al Frente Amplio, porque eso nos daría una mayoría contundente —siguiendo con estos números— del 57% del electorado. Como parece ser que algunos de los antiguos socios, la Democracia Cristiana, quisieran desarrollar por sus conductas y actitudes un camino propio, a lo menos debiéramos buscar la unidad de las tres izquierdas vigentes, es decir, la Convergencia Progresista, la Unidad por el Cambio y el Frente Amplio, fuerzas que en su conjunto sumarían el 47% del electorado, y, en consecuencia, se constituirían en la primera fuerza política del país.
Finalmente, a partir de estos números del 2017 proyectados al 2020, queda meridianamente claro que solo la unidad del centro y la izquierda pueden superar a la derecha en materia de alcaldes y alcaldesas, y sobre todo de gobernadores regionales. Quien por las más diversas razones se niegue a esta aspiración, deberá responderle a la mayoría del país que no es de derecha.
Para que cuadren los números, debo consignar que en la elección de noviembre de 2017 votaron 6.673.831 ciudadanos, de los cuales 359.665 votaron en blanco, 317.194 votaron nulo y 5.996.972 tomaron una opción. Asimismo, fuera de los partidos y bloques mencionados, en esa elección participaron el Partido de Trabajadores Revolucionarios, que obtuvo el 0,08% de los votos; la Unión Patriótica, que obtuvo el 0,85% de los votos; el Pacto “Sumemos”, integrado por Amplitud, Todos y Ciudadanos, que obtuvo el 1,57% de los votos; y finalmente candidatos nítidamente independientes, que obtuvieron el 1,74% de los votos.
Quisiera reiterar para el amplio y ancho mundo progresista de centro e izquierda que no existe argumento alguno para desconocer esta correlación de fuerza.