Cuando en 2017 se dio aquí el taquillero filme italiano “Perfectos desconocidos” pasó casi inadvertido. Su guion sumamente asertivo, además de que parecía teatro filmado, era fácil imaginarlo en un escenario. Hoy figura en el Libro de Récords Guiness como la película con más
remakes en la historia del cine —18 en el mundo— y lleva versiones teatrales en Tel Aviv, la bonaerense que nos visita, Montevideo y Madrid.
Confirmando que la idea es pan comido en la taquilla, el montaje porteño se llena de público desde su estreno en marzo del año pasado, en medio de la grave baja de público que afecta al país vecino. Anzuelo extra es que lo dirigió y produjo el actor Guillermo Francella, en su segunda dirección en una década; esta vez sin actuar.
Es una ingeniosa mezcla de comedia de costumbres con giros dramáticos a partir de una idea muy sencilla: cuatro cuarentones amigos de toda la vida se juntan a cenar con sus esposas, salvo uno, como suelen hacerlo. Esta vez aceptan un desafío: ya que se conocen tan a fondo, cada cual pondrá sobre la mesa su
smartphone y compartirá con el grupo las llamadas y mensajes privados que les lleguen. Astuto recurso, puesto que no hay espectador en la platea sin su celular; la telefonía móvil hoy se ha vuelto el emblema y refugio de nuestra intimidad y todos tenemos algo que esconder. De partida se adivina que esta variante del viejo juego de la verdad amenaza un desastre que le podría pasar a cualquiera.
Desarrollada en tiempo real, la intriga entretiene de pe a pa con su bien dosificada sucesión de golpes de efecto en que se destapan infidelidades, revelaciones bochornosas y una deshonestidad esencial. Para sacar conclusiones tan previsibles, como que es mejor no jugar con fuego, o que nadie puede saber del todo cómo es quien se tiene al frente por años.
Francella hace que este engranaje funcione con la eficacia que se podía esperar de él, aunque usando recursos más directos y simplistas que los de la pantalla. Recorta el diálogo para que la trama avance rápido, agrega algún chiste de circunstancia y concede más de un resorte grueso.
Preocupado sobre todo de que fluya la peripecia, descuida la rica diferenciación de los personajes, notable logro del director y guionista del filme, Paolo Genovese, que le saca a cada cual máximo provecho. Estos son personajes graciosos con un trasfondo horrible, que aquí no sale a luz. Quizás esto se pueda deber también a que en el elenco en gira quedan solo tres de los siete ejecutantes originales. Además, prescinde de la arista fantástica (todo sucede durante un eclipse lunar). Lejos sobresale el personaje de Pepe, a cargo de Carlos Portaluppi, notable actor que ha estado varias veces en nuestra escena.
Esta versión cumple, pero el filme italiano fue mucho más estimulante. Queda muy por debajo de la hilarante versión española disponible en Netflix, que mejoró el modelo. Si se llegara a montar acá esta comedia, no sería raro que el resultado supere este divertimento porteño. Ya ocurrió con “Nuestras mujeres”, “Bajo terapia” y “Le prenom”.
Teatro Oriente. Hoy, últimas funciones a las 19:00 y a las 21:30 horas.