Los Juegos Panamericanos de Lima se iniciaron el pasado 26 de julio y se extienden hasta el próximo domingo 11 de agosto.
Hay tiempo, pruebas y desafíos para los 303 deportistas y las 34 disciplinas en las que compite el equipo de Chile, que ahora se llama Team Chile, porque en esto de los idiomas y su influencia, a lo mejor no sabemos quién ganó, para no ser terminante, pero la tendencia es que el inglés domina, controla y distribuye.
Hasta ahora es Delegación Oficial del Team Chile, es de esperar que nunca sea Official Delegation Team Chile, pero no se sabe.
¿Cómo terminaremos en el medallero?
Hay que esperar el final, como es lógico, pero eso no es tan sencillo, porque somos de conclusiones rápidas.
En países más ganadores es distinto, porque no hay trauma ni neurosis y tampoco ataque de nervios cuando toca triunfo o cuando llama la derrota. Ni panegírico ni diatriba, y siempre distancia y categoría, para que nadie exagere y tampoco demuela.
Pero no son habituales los matices, la finura, calma, análisis acabado y justa medida.
En los Juegos Panamericanos, durante el primer fin de semana y cuando no caían preseas y Chile andaba por el fondo de la tabla, se escuchó el rumor pesado y antiguo que saca cuentas y recrimina en voz baja, no una cosa, sino más bien todo.
Cuestiona el dinero invertido, la eficacia de la preparación, la focalización del gasto y lo que tenga por delante, porque la medida de ese juicio era la derrota y lo que venía después era la búsqueda de responsables y a lo mejor de culpables. No se trataba de ajusticiar a nadie, pero era el gusto por construir un cadalso.
¿Cuestionar la disciplina y compromiso de los deportistas? Sí.
¿Criticar severamente sus dichos y modos? También.
¿Poner en duda el plan general del Team Chile, lo que implica cada uno de los planes específicos? Desde luego.
Pero el clima frío, los titulares amenazantes y la ironía a flor de piel, desapareció en un instante. Bastó que el equipo ganara tres medallas de oro en el mismo día y todo se dio vuelta: blanco, arco y flecha.
Fue uno de esos días, como se llaman, dígame, que no me acuerdo. ¿Histórico? Exactamente. Y ya fue otro el clima y los términos.
Atletas que ponen la camiseta de Chile y se iluminan, fortifican y a lo mejor no levitan, pero casi. Compatriotas sacrificados y un maravilloso ejemplo deportivo y humano para la juventud del país. Ciudadanos con la convicción del deportista ejemplar que sabe que puede y nada lo abate ni desilusiona. ¡Viva Chile!
Durante los primeros días fue una historia.
Después de tres medallas, fue otra historia.
Falta una semana para el término de los Juegos Panamericanos de Lima.
Esa es la historia.
La nuestra.