Escrita y hecha por encargo de la Biblioteca Nacional para acercar los chicos de hoy a la rica vertiente de la poesía nacional, “Niños poetas” desarrolla el simple pero potente recurso de poner a los bardos a la altura de su público: imagina a Gabriela Mistral, Vicente Huidobro y Pablo de Rokha en su infancia hace poco más de un siglo. Al alero de un supuesto paradójico: que todos los pequeños tienen algo de poetas y todos los poetas siguen siendo de algún modo niños.
Basta ver cómo la entrega que dura 45 minutos captura el interés de sus espectadores (edad sugerida, sobre 5 años), para saber que el proyecto cumple cabalmente su propósito. Con agilidad, fresco encanto y amable humor tres ejecutantes —una actriz y dos actores— narran y comentan la niñez de los creadores, a menudo asumiendo su identidad de chicos por la vía de cubrirse el rostro con caretas de cartón que ilustran su fisonomía ya de adulto.
Ocurre en un teatrino sobre el escenario, que funciona como un viejo ropero lleno de secretos cuyas puertas y ventanas sugieren distintos ambientes. La utilería se insinúa igualmente con cartones recortados y con dibujos, mientras que al fondo se suelen proyectar imágenes y figuras en silueta a la manera del teatro de sombras. Así, como en un juego, se nos muestra cómo nacieron, si les gustaba ir a la escuela, se encuentran y viajan a sus respectivos hogares donde recuerdan a sus padres, entorno y circunstancia.
Todo lo que se oye corresponde a datos biográficos reales pero gracias a su ánimo lúdico y acogedor la obra fluye sin dar jamás la impresión de ser didáctica. A ratos se puede escuchar también su palabra lírica a través de sus propios versos. Por sencillo que sea, el relato a tres voces permite asomarse al modo de vida tan diferente en el Chile del 900, a formas muy diversas de vivenciar la infancia —la de un privilegiado capitalino, una chica de provincia y un pequeño campesino sureño— e igualmente, cómo no, a la alegría inocente y el dolor de ser niños.
Es la primera vez que la dramaturga Florencia Martínez (“El golpe”, “Medianoche”) trabaja para público menudo, y el resultado inteligente y sensible le quedó muy bien como autora tanto como dirigiendo. La obra ahorra al sobrevendido Neruda, si bien se le menciona sin gran afecto.
Mori Vitacura. 17:00 horas. Hasta hoy.