Los acontecimientos recientes de la actualidad nacional parecen sacados de series de Netflix: son los mismos temas y las mismas tramas de los títulos que están más de moda. ¿Coincidencia? No lo creo.
Partamos, obviamente, por la serie
“Manhunt: Unabomber”, que se conecta de manera casi explícita con los paquetes-bomba que esta semana transitaron vía Correos de Chile por distintos lugares de Santiago. Uno de ellos explotó en un cuartel policial.
“Manhunt: Unabomber”, si bien tiene ya dos años, recién en las últimas semanas se popularizó en Chile vía Netflix, la que adquirió sus derechos. Se trata de la historia real de la persecución a Ted Kaczynski, el terrorista solitario que durante 17 años (entre 1978 y 1995) envió paquetes-bomba a distintos objetivos en Estados Unidos sin ser identificado. Mató a tres personas y dejó a varias severamente heridas. Su motivación era ideológica: buscaba atentar contra la sociedad industrial. Escribió un extenso “manifiesto” sobre el tema.
Es casi obvia la manera en que grupos actúan en nuestros días a imagen y semejanza del “Unabomber”. Como si fuese un homenaje a Kaczynski: misma metodología y misma ideología, solo que 2.0, adaptada a la sociedad digital.
La otra serie del momento es la tercera temporada de
“La casa de papel”. Ya sabemos que es una producción española que trata de una sofisticada banda que decide secuestrar la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre —equivalente a la Casa de Moneda chilena—, que es donde se hacen los billetes. Así se construye el juego de palabras del título. El móvil del cerebro de la operación es el lucro, pero también la fama; todo envuelto en una difusa ideología de trastienda, insinuada con el uso de la canción antifascista “Bella Ciao”. El ícono de la serie es el uso de máscaras con la cara de Salvador Dalí, un artista que fue comunista de joven y luego apoyó a dictadores.
La conexión entre la actualidad nacional y la tercera temporada de “La casa de papel” tiene como
setting la sede del Partido Comunista.
Pero más que una “Casa de Papel” sería la “Casa
DEL Papel”. El papel viene a ser el “Informe Bachelet” sobre las violaciones a los derechos humanos en Venezuela. La cúpula comunista repudió el papel de Bachelet por considerarlo un ataque al régimen de Nicolás Maduro y un sector del partido resintió esa decisión, sobre todo cuando el alcalde Daniel Jadue acusó a Bachelet de apoyar un golpe de Estado contra el chavismo. El bastión joven del PC se sintió como secuestrado por un grupo de señores con ideas del siglo pasado que se sienten en guerra contra un fascismo que se extinguió hace décadas. Y como los jerarcas comunistas prohibieron que las diferencias internas se comenten en público, el asunto se convirtió en un baile de máscaras en que todos se ven iguales cuando en verdad la mayoría piensa distinto. Muy sugerente, ¿no?
Pero tengo una noticia de último minuto que puede cambiar mi mirada. Me dicen que el jueves en la noche en La Moneda se decidió que a partir de este fin de semana todos los ministros volverán a uniformarse con atuendos rojos, igual como lo hicieron en la administración Piñera 1.
¿Una veintena de personas vestidas de rojo saliendo del palacio ideado por la corona española para albergar su Casa de Moneda? Dios mío. Se me aparecieron los overoles rojos de “La casa de papel”. Se armó competencia, para adjudicarse la serie, parece.