El largo período de receso del torneo nacional —y que ha dado origen a ese concepto medio estrambótico denominado “intertemporada”— se ha reducido a una cosa: la búsqueda de pequeños ajustes en los equipos diseñados a principios de año, para enfrentar el tramo más importante en materia de definiciones.
Se dirá que los clubes tienen la oportunidad de integrar hasta tres nuevos elementos a sus planteles en este período de transición pero es un hecho que tal regla es solo una decoración reglamentaria puesto que ningún club hace uso de esta cláusula. Al contrario, y como ha pasado en esta oportunidad, los planteles se reducen sin problema (y no se regeneran) si es que llega una interesante oferta de México o de algún país asiático.
En fin, la realidad impone, entonces, arreglárselas con lo que se pueda para enfrentar los desafíos competitivos.
Bajo ese prisma, resulta al menos interesante resaltar lo que está haciendo Mario Salas en Colo Colo.
Si bien es cierto que ya durante la primera rueda se habían podido observar ciertos conceptos propios del DT viñamarino, la inestabilidad y, principalmente, la carencia de regularidad de rendimiento, incluso durante un mismo partido, habían dejado la sensación de que Salas no había logrado impregnar en sus jugadores ideas firmes que permitieran una exposición eficaz en la cancha.
Ahora parece que eso está cambiando.
Tanto en los partidos de la Copa Chile (ante Barnechea) como en el único amistoso jugado en este período (frente a Unión Española), Colo Colo mostró mayor estabilidad y, principalmente, un compromiso colectivo más eficaz que lo que mostraba en la primera parte del año con el ideario técnicode Salas.
No, no se trata solo de apuestas por la presión alta y la vocación ofensiva constante.
No. Es eso, pero también es más que eso.
A diferencia de lo que ocurría en el primer semestre, este Colo Colo salido de la “intertemporada” recurre menos a la explosión individual y más a la expresión colectiva. Claro, se podrá decir que eso tiene mucho que ver que durante este período no han estado activos Valdivia, Mouche y Paredes -referentes que marcan estilos de juego en el equipo- pero eso puede ser simplemente un dato alentador porque con esos tres en la cancha, seguro que el colectivo generará mayor estabilidad que puede permitir el lucimiento de esas figuras.
No es todo.
También se está notando en Colo Colo un mejor manejo situacional lo que implica una mejor toma de decisiones.
Ya no tiene el elenco albo la obligación permanente a que sus ataques sean directos o impliquen una constante permanencia en el campo contrario. El Colo Colo de Salas a ratos toca y construye y, en ocasiones, se activa con todo en el área rival. Pero no siempre. También se repliega, invita al contrario a su propio campo y contraataca con furia.Desconcierta.
Es un nuevo Colo Colo, ajustado. Hay que seguirlo…