En julio pasado, Famfest trajo desde Italia “Hana y Momo”, obra para la primera infancia hecha por las actrices del colectivo Principio Attivo Teatro. Ahora, la edición número 12 de este festival presenta como estreno en Chile, sin serlo, “Historia de un hombre y su sombra”, creada e interpretada por la sección masculina de este conjunto regional surgido en Lecce, al sureste de la península itálica. Que es la estrella de su repertorio, tras merecer premios locales en su debut, lleva una década girando por el circuito internacional de festivales.
Teatro físico trabajado en pantomima, cuenta sin palabras una historia muy simple con una puesta de recursos escénicos mínimos. Al espacio vacío entra un hombre común que fija los límites de su casa, la construye con paredes invisibles, y se instala allí con su fiel amigo, un globo. Luego entra otro tipo de nariz puntuda que buscará invadir el recinto privado que el primero se creó. A un costado, un guitarrista genera con su instrumento los ruidos ambientales y la sencilla música incidental.
Por mucho que prometa su currículum, el resultado satisface solo considerando que fue pensado para un público de infantes (edad recomendada, sobre 5 años). Sus procedimientos suelen ser previsibles, sin contar con que algunos se repiten una y otra vez hasta el cansancio. Peor aún, el relato tiene un ritmo sumamente lento y mecánico, un hándicap para los niños mayores hoy habituados al vértigo de las pantallas virtuales.
Otra desventaja es que el segundo rol no encaja en lo que anuncia el título; desligado del primero, nunca parece ser el reflejo del lado indeseable de su identidad. Primero se puede presumir que es su ‘otro yo' o su doble; pronto se perfila más bien como un villano autónomo que quiere lo peor para el ‘bueno' solo porque es su exacto contrario.
Pese a su estética en blanco y negro, su lenguaje —pobre en giros clownescos— tampoco se logra asociar al cine bufo de la época muda, como se adelantaba. Por un momento semeja una réplica en vivo de un filme animado sobre vecinos que son enemigos irreconciliables, pero cualquier episodio de Tom y Jerry es más rápido y sádicamente gracioso. Convengamos en definir este divertimento pueril y farsesco como teatro de títeres a la antigua, hecha por actores de carne y hueso. La reacción participativa de los chicos en el último tramo ratifica esa impresión.
GAM. Últimas dos funciones hoy, a las 16:00 y 18:00 horas.