El cuaderno negro pertenece a esa galaxia de historias que creó el escritor portugués Camilo Castelo Branco y cuyo cuerpo central fue filmado por Raúl Ruiz en
Misterios de Lisboa.
El cuaderno negro es una especie de precuela de esa serie de historias, porque narra la infancia del padre Dinis, que es el relator principal de los
Misterios... Esto no se dice nunca en la película, pero es la conclusión que emerge de la trama de paternidades y filiaciones perdidas que Castelo Branco estructuró como un laberinto.
La trama de
El cuaderno negro arranca cuando el embajador Paulo de Albuquerque agoniza, al parecer envenenado por algún enemigo, y encarga a su amigo, el marqués de Luso (o Lusault), que se haga cargo de sus responsabilidades pendientes. Bajo el techo del embajador han vivido dos personajes que no saben nada de sus verdaderos padres. Uno es el niño Sébastien (Tiago Varela da Silva), que pasa de la adopción del embajador a la del marqués. La otra es la criada italiana que lo ha cuidado, Laura (Lou de Laâge), que el marqués decide mantener bajo su tutela aun cuando se marcha a París.
No solo la mantiene: también la convierte en su amante, incluso sin saber que Laura está secretamente enamorada de él. Pero el marqués no pretende unirse a la sirvienta y la desecha por una amiga de la reina María Antonieta, la damisela Suzanne de Momfort, con quien se casa. Tomada esa decisión, envía al niño y la criada a vivir en una casucha de París.
El destino de Laura cambiará en ese lugar con la aparición del cardenal Fabrizio Rufo, creado por el Papa Pío VI (que murió en 1799, encarcelado por el Directorio de la Revolución Francesa). El cardenal Rufo revelará a Laura una identidad enteramente opuesta de aquella en la que ha vivido, pero ella mantendrá por siempre el propósito de reencontrar al niño Sébastien.
Concurren, pues, todas las claves de la novela folletinesca del
settecento, que la directora Valeria Sarmiento no solo no rehúye, sino que refuerza expresamente, con la resignación fatalista de Laura, su abandono ante la indiferencia del amante (“ese día… mi corazón murió para siempre”) y sus deseos de venganza. Laura es la protagonista sin contrapeso, a pesar de la importancia que el niño tendrá para las historias sucesivas. No es solo Laura: la única escena que muestra la revolución en Francia está protagonizada por la brava líder girondina Charlotte Corday, que será la última amante del marqués maldito.
Afirmación de la eminencia femenina, melodrama con orgullo de serlo, historia de pérdidas y traiciones, crítica del cinismo y la lascivia masculina, odisea de sobrevivencia en tiempos despiadados, todo eso es
El cuaderno negro, que solo confirma lo que ya sabemos: que Valeria Sarmiento es una cineasta madura, versátil, enormemente solvente, siempre de gran altura.
O CADERNO NEGRODirección:Valeria Sarmiento.
Con: Lou de Laâge, Stanislas Merhar, Niels Schneider.
113 minutos.