“Amor a la Catalán”, la teleserie que este fin de semana estrenó por partida triple Canal 13, fue concebida para las 20:00 horas y, como tal, maneja perfectamente los códigos de ese horario. Es una comedia romántica que enfrenta a la clase social alta con la popular a través de la historia de dos mujeres que compartieron por décadas al mismo hombre y que armaron sus respectivas familias en mundos totalmente opuestos.
Pero fue programada en la franja nocturna. Y, efectivamente, ese abrupto cambio es el riesgo mayor que enfrenta la historia que, además, se instala en un escenario de búsqueda de un Canal 13 que acaba de cambiar de director ejecutivo y que parece no definir del todo a qué público quiere llegar. De hecho, con el thriller “Pacto de sangre” y su sucesora “Río oscuro”, en la señal comentaban que el objetivo era captar a los adultos jóvenes que usualmente no ven televisión abierta. “Amor a la Catalán”, en cambio, es una comedia que llega bien a la dueña de casa, lo que, a lo menos, puede generar confusión en el televidente y afectar la sintonía.
La teleserie tuvo durante el fin de semana dos preestrenos en el bloque de la tarde tras los partidos definitorios de la Copa América. La idea era llegar a otros públicos —aunque en esos bloques la mayoría eran futboleros que dejaron prendida la TV —, pero los resultados no fueron del todo óptimos: el sábado la producción marcó 12,3 puntos, el domingo en la tarde 14,7 y ese mismo día en la noche obtuvo 9,6.
Dicho eso, y hablando estrictamente del producto, “Amor a la Catalán” mostró un muy buen primer capítulo. “Es la clásica historia de la catedral y la capilla”, resumió muy bien en una escena Pedro Catalán, el personaje de Fernando Kliche, al comentar que su hermano Fernando Catalán (Cristián Campos) engañó a su esposa Isabel (Catalina Guerra) durante años con Yanara, la contadora de su panadería (Tamara Acosta) y que tras la fulminante muerte de este hombre infiel —producto de un ataque al corazón—, las dos familias se ven enfrentadas por tener que compartirlo todo, partiendo por la herencia.
La mayor fortaleza de la historia está en su elenco. Tamara Acosta demuestra su versatilidad como actriz dejando atrás el papel de la sufrida madre que perdió a su hija en “Pacto de sangre” para interpretar a Yanara, la amante eterna del difunto que está dispuesta a todo por pelear los derechos de sus dos hijas.
Yanara se viste de escote y minifalda, usa joyas llamativas y es fan de Marco Antonio Solís. De hecho, uno de los momentos más divertidos del capítulo debut fue cuando se instala con un minicomponente en pleno funeral para cantarle a su expareja “Si no te hubieras ido”, del mexicano, y se pone a gritar “Vuela alto, mi amor”, mientras la viuda de clase alta no puede creer la “folclórica” situación.
Álvaro Espinoza, el malo de “Pacto de sangre”, también se luce como Primitivo, el asistente del difunto, un personaje en clave de humor que recuerda a la dupla que Cristián García- Huidobro y Gonzalo Robles hicieron en “De chincol a jote” con Hermosilla y Quintanilla. Catalina Guerra, como la esposa despechada e histérica, y Loreto Aravena, vistiendo petos y hablando en coa, también forman parte del ramillete.
La historia de amor corre por cuenta de Dafne (Daniela Ramírez) y Matías Assler (Rafael), quienes protagonizan un flechazo días antes de darse cuenta de que son hermanos.
“Amor a la Catalán”, sin duda, es una historia entretenida y bien hecha que además cuenta como en los mejores tiempos del área dramática de TVN con Vicente Sabatini en la dirección y con Pablo Ávila como productor a través de su empresa AGTV. Por lo mismo, queda esperar que el abrupto cambio resuelto por la nueva plana ejecutiva del 13 los deje lucir su producto y no les juegue una mala pasada.