De fugaz paso por la cartelera 2017 (solo seis funciones en otra sala), el retorno de “Medianoche” se puede considerar su estreno formal. Es una obra de corte biográfico que busca desplegar la enorme figura y singular destino de Edith Stein (1891-1942), una de las mujeres europeas más notables y multifacéticas del siglo XX, a partir de una investigación interdisciplinaria de las Facultades de Teología y Arte de la UC, bajo el alero de su pastoral.
Con dramaturgia de Florencia Martínez (“El golpe”) basada en una pieza teatral de la propia Stein, y bajo dirección de Ramón López, reconocido diseñador escénico que en las últimas dos décadas también dirigió teatro y ópera de modo esporádico, la propuesta da cuenta de las variadas circunstancias de la vida de esta intelectual, científica, feminista y mística alemana de origen judío. Se graduó primero en Filosofía, fue pionera en estudios de fenomenología y psicología y la defensa de los derechos de la mujer. A los 30 se convirtió al catolicismo, derivó a la teología y luego se hizo monja e ingresó al Carmelo; apresada allí por las tropas nazis, fue deportada a Auschwitz, donde murió. Fue canonizada en 1998.
En una hora el montaje hace una apretada revisión de su sustancioso currículum. Imagina que a altas horas de la noche, justo antes de que lleguen los nazis a detenerla, en su celda del convento escribe una carta a su madre; se queda dormida por el cansancio y en sueños se le aparece la reina Ester, personaje bíblico muy admirado por los judíos, que quizás es una proyección de esa parte de sí misma. De la conversación entre ambas surge un repaso de su vida. En dos pasajes Ester se transmuta en su madre. Todos los dichos de Stein están, por cierto, documentados.
La correcta puesta (López también aportó la escenografía e iluminación) se sostiene sin contrapeso en el sólido oficio y bien timbrada voz de Elsa Poblete, a quien no veíamos en escena desde “Hamlet”, en 2012. Con todo, a poco andar se deduce que esto es teatro funcional a su propósito, el resultado de un trabajo académico. El tono didáctico es leve, pero está ahí. Más aún, debido a su limitada extensión, por fuerza debe simplificar su material que daría para varias otras obras; apenas enuncia algunos aspectos y termina por concentrarse en la perspectiva hagiográfica. Encarna en escena a una judía tocada por la gracia del Dios católico, que en sus propias palabras cuenta cómo llegó al momento crucial que la convertirá en mártir y santa.
Hay otro problema que excede el credo del espectador, y es la escasa cualidad dramática del texto; simple y hasta ingenuo en el procedimiento que discurre, carece de conflicto y tensión. Con su lenguaje expositivo, es en rigor el monólogo de una religiosa que evoca su pasado en orden cronológico, puntuado por las preguntas de una entrevistadora que estimulan su flujo retrospectivo.
Elsa Poblete, desde luego, hace maravillas en imponer con verdad su personaje basado en un libreto que solo enhebra recuerdos; su solvencia y recursos hacen notorio el poco recorrido de la joven actriz a cargo de la reina Ester (ser irreal que para entrar golpea la puerta y luego aparece por el lado opuesto).
Corporación Cultural Las Condes. Viernes y sábado, a las 20:00 horas. Domingo, a las 19:00. Hasta el 30 de junio.