No al arquero Claudio Bravo, por supuesto, porque se le convoca en un par de meses y ya está solucionado el asunto.
La nostalgia y melancolía es por esas figuras retiradas y del pasado que aún revolotean y golean, marcan o atajan en los libros, las imágenes y la memoria.
A esos hombres se les echa de menos en la selección.
No son muchos, sino escasos, porque de eso se trata un recuerdo que es universal.
En Ecuador, por ejemplo, es difícil que mantengan como figura a Félix Lasso, porque el centrodelantero no fue excepcional, pero jugó por Universidad de Chile en 1968, cuando la U buscaba con desesperación a un equivalente a Carlos Campos, para que jugara a su lado y eventualmente lo sucediera.
En esa lista prehistórica figuraron argentinos como Héctor Fumaroni y Osvaldo Camargo, el checo-español Yanko Daucik y, entre otros, el bueno de Félix Lasso que se murió hace un par de años, y que era pequeño, rápido y goleador, y efectivamente convirtió unos por allá y varios por acá, pero lo indesmentible fue lo rápido y chico.
Campos se retiró a fines de 1969, cuando uno que no llegó de goleador, los hizo y deslumbró: Jorge Américo Spedaletti. Al Tanque Campos, por lo demás, ya le dolían las rodillas y quería empezar a comer en serio y no cuidarse tanto.
Pero estamos con Ecuador y su selección abollada, donde la añoranza es inevitable, porque las cosas serían distintas con un talentoso pelucón que con el número 10 no se las sabía todas, pero la mayoría: Alex Aguinaga.
Y así los ecuatorianos viejos, los de edad mediana y los jóvenes leídos y memoriosos, echan la vista atrás y no encuentran diamantes tirados por el suelo, pero al menos un puñado de jugadores que cambiarían para mejor a la selección actual, que por lo demás y no de ahora, siempre se le hizo difícil clasificar, pasar de ronda y no digamos llegar a un Mundial, porque solo han ido a tres y nunca ganaron la Copa América.
Sin embargo, con Polo Carrera, José Francisco Cevallos y el Tanque Hurtado no ocurriría lo de ahora.
Y sobre los anteriores el primero: Alberto Spencer, con la década del 60 en el Peñarol más histórico, goleador implacable y con tres Copas Libertadores.
En Ecuador lo eligieron el Mejor Jugador del Siglo XX, pero sean realistas: del XX y del XXI. Con ese nueve en la selección no solo canta otro gallo, sino el gallinero entero, pero Spencer murió en 2006, en Cleveland, Ohio.
¿Cuál es la historia para Chile?
La historia es que esta selección y generación es autosuficiente y se regenera como ninguna otra, porque no vive de recuerdos y juega por Brasil, pero su sueño termina en Qatar.
La historia es que los chilenos viejos, los de edad mediana y los jóvenes leídos y memoriosos no echan de menos a nadie.