No quiero transmitir la imagen de que soy un “ñoño”, pero confieso que no consumo drogas. Respeto a mis amigos que sí lo hacen; no les voy con el sermón de que “la droga es el camino sin regreso” ni les digo que es como un hotel que te permite hacer
check in cuando quieras, pero del que nunca podrás irte, como el Hotel California. Simplemente, no es mi tipo de pasatiempo.
Eso no significa que yo no tenga adicciones. Una de mis drogas es dormir. Mi dealer es mi cama y el despertador del teléfono, el policía.
Lo que más tengo son amigos marihuaneros; solo unos pocos con adicciones más sofisticadas. Algunos que han experimentado con varios tipos de hongos, otros con algas alucinógenas. Nunca olvido al que se volaba con el fuerte olor del líquido de frenos. Una vez me dijo que él creía que podría parar en cualquier momento. Pero no lo logró, siguió cuesta abajo con su dependencia. No era tan bueno el líquido de frenos.
Algo sé del tema drogas, aunque sea por referencia.
Pero igual a veces me pierdo.
Cuando se comenzó a comentar, por ejemplo, el lío en el PS, y me contaron que los problemas con la elección de directiva eran por culpa de algunos volados, yo supuse que se trataba de despistados que no ingresaron los cómputos en las actas, o cosas por el estilo. Nunca imaginé que se trataba de otro tipo de “volada”.
El tema —en que se denuncian vínculos de dirigentes locales con narcotraficantes— es de lo más grave que haya visto en los casi 17 años que llevo escribiendo esta columna.
De manera entendible hay quienes dicen, para tratar de ir al rescate del PS, que es injusto cargarle la mano a los socialistas en este asunto. Porque de seguro esto debe pasar en todos los partidos políticos.
No estoy tan seguro. Todos sabemos, por nuestra propia experiencia en la vida, que en todos los grupos humanos uno puede encontrar de todo. En cualquier tema. En este caso, personas que sí están vinculadas a las drogas y otras que no. Algunas en el ámbito del consumo y otras también en el negocio.
La pregunta es por qué el tema estalló ahora en el PS y no en otros partidos. O en otros “entes” (me divierte esa palabra).
Mi teoría es que un grupo de socialistas simplemente “se fue en volá”. O en “la volada”, como se decía en mi época. Es decir, se excedió, se fue en banda, se pasó de largo varios pueblos. Le abrió la puerta del PS al mundo del narcotráfico e hizo la vista gorda.
Es cierto que la droga y la nefasta industria que la produce, la distribuye y lucra con ella —oh, el lucro— está más cerca de nosotros de lo que creemos o admitimos. Pero otra cosa es cuando excede el espacio de la recreación y se convierte en un sistema de esclavitud, individual, social y político.
Alguien en el PS permitió una sobredosis de droga en el partido. Y las sobredosis matan. Temo lo peor para el PS. Ya comenzó el éxodo de figuras históricas. Es el comienzo del fin.