Isla, Medel, Jara, Beausejour. Listo. ¿Para qué hacerse problemas? Históricos, indiscutibles. Se conocen de sobra.
Pero ¿está completamente recuperado Jara? Se lesionó hace un mes, pero su recuperación puede ser lenta. ¿Y cuál es el problema, si está Maripán, que ha hecho la campaña completa con Rueda? El problema es un tobillo de Maripán, que lo tiene en duda.
Si no es un caso es otro. Las dudas mandan en el panorama de los aficionados, de la crítica y posiblemente del cuerpo técnico y del plantel. Y no sólo por lesiones (como la de Alexis, que viene recuperándose de una), sino también por inquietudes futbolísticas. ¿Cuál será exactamente el papel de Arturo Vidal? ¿Es preferible el trabajo de Pulgar sobre el de Esteban Pavez?
En la defensa del área, los problemas tienen solución. Pablo Díaz está a disposición, Óscar Opazo se maneja marcando en las dos bandas. Y también en otros sectores. Algunos aficionados hasta dan el nombre de Pedro Pablo Hernández en mediocampo.
Sin embargo, en lo que se refiere a la defensa hay un hecho muy significativo. Mire. Cuando Rueda llegó a hacerse cargo, hace un año y medio, uno de los primeros temas que aclaró es que él quería centrales altos. De ahí que su dupla preferida fue la que formaron repetidamente Guillermo Maripán y Enzo Roco. No eran los únicos altos: Rueda subió en 4 centímetros el promedio de estatura de las nóminas de Juan Antonio Pizzi. Su campaña disminuida en Turquía alejó a Roco del seleccionado y hoy estamos con el cuarteto defensivo de la “generación dorada”, citado al comienzo: Isla, Medel, Jara y Beausejour.
O sea, renovación cero. Y aunque en el arco aparece Gabriel Arias, lo suyo no es producto de un recambio, sino de un capítulo extrafutbolístico que sacó a Claudio Bravo de la Selección.
El plan para Rueda, que incluía renovación y clasificación al Mundial, no pudo cumplirse en el primer aspecto. Y no fue por falta de interés. El técnico colombiano probó gente, hizo experimentos, formó distintas alineaciones y todo para descubrir que no hay material humano de recambio. Y no lo hay.
Por supuesto que no es algo nuevo. No hemos sido tradicionalmente generadores de futbolistas de primer nivel y cuando un grupo se distingue y obtiene buenos resultados, sus reemplazantes demoran mucho en llegar. ¿Por qué? Hemos tenido muchos debates, seminarios y simposios para saberlo. Y normalmente se ha llegado a conclusiones parecidas: un trabajo deficiente en divisiones inferiores (con increíble desprecio por los técnicos especializados) y una excesiva cuota de jugadores extranjeros en los campeonatos.
¿Ha mejorado ese panorama con los años? Ha empeorado. Sigue sin valorarse la importancia de los entrenadores de cadetes. Se mantiene alta la cuota de futbolistas foráneos. Y hoy, además, aumenta la cantidades de entrenadores extranjeros (hasta un periodista argentino está en la larga lista) y, aunque parezca increíble, tenemos hasta clubes en manos de extranjeros y una mayor cantidad de profesionales del corretaje de futbolistas, a los que les importa rábano la generación de jugadores locales.
Y ahora, además, los japoneses ni siquiera son bajitos. Y la vara quedó alta con la actuación de las chiquillas en Francia, aún perdiendo.