Personas cuyas vidas giran en torno a los libros. Un escritor que prefiere en teoría el caos a la autoridad (el dulce Vincent Macaigne) y un editor práctico que encara los cambios editoriales en la era de la agonía del papel (Guillaume Canet) son los polos en los que se mueve este notable filme: una historia de seres que aman los libros y que, sin darse cuenta, se convierten en personajes de una película que resulta una estupenda novela parisina. Olivier Assayas, con todo el oficio y maestría vistos en su cuerpo de trabajo previo (la metafísica “Personal Shopper” o la monumental “Carlos”), es el pequeño dios que guía los pasos de este coro de ilustrados y falibles almas por el desolado sendero de la posverdad. Juliette Binoche, como la esposa del editor y una mujer, además, con valor propio, es actriz y tiene agenda propia, es parte del vivo avispero que la cámara de Assayas agita en una marea de mentiras e infidelidades que corren subterráneas bajo un manto de discursos racionales, lógicos e intelectuales en reuniones, comidas y la amable ilusión de una civilizada convivencia. Pero nada más ajeno a ese efecto óptico. Con afilados diálogos, pulidos en la más sincera realidad de una relación terminal, de un dolor sin sanar, de un corazón roto, de un ego irracionalmente inflado. “Dobles vidas” escribe su propia historia de una manera tan orgánica y natural que nada, absolutamente nada de lo que aparece en pantalla, parece falso. Naturaleza viva, cruel y elegante, se trata de un capítulo destacado en la filmografía de Olivier Assayas.
“Doubles vies”. Drama. 2019. Francia. 108 minutos.