Gabinete constituye una peculiar vitrina larga en Galería Isabel Aninat. Si pudo considerársela como un espacio secundario, esta vez se torna principal. Es que alberga atractivos trabajos en menores dimensiones —entre 1958 y 2012— del hoy nonagenario Iván Contreras-Brunet. Figura mayor dentro del op art continental (Grupo CoMo, junto a Soto, Cruz-Diez y algunos europeos), representó a Chile en la Bienal de Venecia de 1972. Investigador del movimiento dentro de la pintura, el paso de la luz a través del vitral medieval y los impresionistas, las transiciones luminosas en la naturaleza y el efecto sutil del viento fueron su punto de partida. La exposición actual entrega, en primer término, cuatro preciosos cuadros pequeños, donde dominan los rojos y azules, ya premunidos de sus delicadas rejillas características o elaborados sobre cemento. Además hay acuarelas en formato algo mayor con estudios de cromatismo y luz, interesantes dibujos con color que también acompañan a manuscritos, diseños de distintos objetos, catálogos y artículos de prensa, fotografías en relación a su obra, encabezadas por el hermoso mural cerámico en el francés Eurodisneyland (1984). Afuera del Gabinete, se suman tres pinturas magníficas. Si dos se mostraron en una exhibición anterior de la galería, la tercera resulta una doble novedad: las grises rejillas superpuestas provocan un efecto inesperado de visceralidad brumosa.
La sala principal de Aninat presenta a la santiaguina radicada en Berlín Kira Piriz (1987). Nos ofrece 22 escenas narrativas de personajes dentro de interiores o al aire libre en sitios sofisticados. Estos últimos testimonian sin temor la influencia del gran David Hockney, con sus famosas piscinas y coloraciones de refinada irradiación. Se convierten en los acrílicos expuestos más convincentes y libres de debilidades lineales. Tampoco falta, momentáneamente, la referencia gay. Es digno de destacarse un par de desarrollos seriales: Del entrar y salir, pero sobre todo Isolation Situation, cuya solitaria protagonista logra atraer al espectador a través de cotidianas, aunque sugestivas situaciones.
Una particular aproximación a la geometría y cierto eco del Oriente Extremo demuestra Solange Heilenkötter en su primera exhibición individual —Galería La Sala—. Sin embargo, eso no es más que un fundamento para crear relieves murales y flexibles esculturas, todos ejecutados mediante largas, similares, paralelas y ondulantes láminas de polipropileno. Cortadas estas a mano, negras —emergen más agresivas— o mayoritariamente blancas, conforman volúmenes de especial soltura y elegancia. Resultan capaces de provocar en el público asociaciones bastante diversas, si bien siempre emparentadas con el ámbito femenino: desde vestuario glamoroso hasta intimidades corporales. Salvo una vez, con el amplio muro como sostén espacial, la totalidad de los relieves se halla dispuesto dentro de cajas transparentes, capaces de resaltar sus particulares cualidades volumétricas. Sus fondos —bien manejadas gradaciones de gris, negro o rojo suave— desempeñan un rol importante, puesto que acentúan el efecto de espacio y recogen las sombras delicadas de las tiras plásticas. La oportunidad en que una obra añade luz led, nos parece innecesaria: las presentes realizaciones ya tienen una luminosidad propia. En cuanto a las esculturas, se trata de las mismas cintas, ahora en acero con el color típico del material o pintadas blancas. Su condición de volúmenes en el espacio está satisfactoriamente asegurada. En general, lo que nos entrega La Sala (2018-2019) denota un grado de madurez suficiente para interesarnos mucho por el futuro desarrollo de la artista.
Contreras-Brunet en el Gabinete
Acercamiento interesantísimo a un maestro del op art
Mírame sin mirar
Narrativas escenas pictóricas de Kira Piriz
Galería Isabel Aninat
Fecha: hasta el 24 de junio
Geometría interpretada
Cintas ondulantes como atractivos relieves y esculturas, de Solange Heilenkötter
Lugar: Galería La Sala
Fecha: hasta el 15 de junio