Sofia Gubaidulina (1931) es la única sobreviviente de una generación de compositores, entre ellos Alfred Schnittke, Edison Denisov y Galina Ustvolskaya, que impulsaron una renovación total de la música rusa en la era pos-Shostakovich. Cada uno con características muy personales, en el caso de Gubaidulina su creación ha mostrado especial interés en combinaciones inusuales de instrumentos, como la de “Repentance” (2008), que fue la obra principal del concierto “Panorama de la guitarra contemporánea”, de la Temporada de Conciertos 2019 del Instituto de Música de la Universidad Católica, el martes, en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM).
“Repentance” contempla tres guitarras, Diego Castro, Vicente Barba y Erik Marroquín; un chelo, Alejandro Tagle; y un contrabajo, Carlos Arenas. Los intérpretes hicieron una entrega a un tiempo precisa e inspirada de esta pieza exigente y que transita por varios ánimos: una calma a la que se vuelve varias veces y momentos de gran tensión intercalados. Hacia el final, hay un tramo en el que la experimentación permite, con medios puramente acústicos, lograr sonoridades que parecen generadas electrónicamente, con un resultado muy atractivo: un hallazgo de muchos de esta partitura que rebosa música.
Antes Diego Castro ofreció con virtuosismo obras de dos compositores chilenos: de Francisco Concha Goldschmidt (1981), “... aún caen retazos de esos gritos…” (2014), una indagación en notas apagadas de la guitarra, que se van uniendo en patrones repetidos y construyendo, paso a paso, el discurso mientras evocan, según su autor, los vestigios de aquellos que han sido derrotados. Y de Pablo Vergara (1980), “Ludium Et” (2014, revisada en 2016), que explora los recursos del instrumento con sonidos, muchas veces armónicos, cuya afinación se cambia mientras suenan. Excelente.
Este concierto fue el tercero de los 23 que componen la temporada de la UC para este año. Hay que estar atentos a esta serie que viene cargada de obras e intérpretes interesantísimos. Las entradas son gratis y el público recibe, además, un programa de mano de una calidad poco frecuente y a la altura que se merece esta música.