No soy multipropósito, tengo un propósito en la vida, solo que aún no lo descubro.
Tampoco soy multidisciplinario y carezco de multiperspectiva.
No quiero una multiprogramación, tan solo una clara y nítida.
Ni una multiprestación, me conformo con una y a la hora.
Me aseguran un futuro multilateral de mirada multifocal compuesta por multiactores con multibanda que integran lo multicultural y lo multirracial.
No le pongan tanto y vamos día a día.
Aborrezco de los profesionales multidisciplinarios, que evitan una disciplina concreta y limitada, sobre todo a los integrantes de equipos multidisciplinarios y multipropósito, precisamente. Son los peores, flojos de colección y frescos de origen.
No busco un hervidor multifuncional, tan solo uno que funcione.
No deseo pagar más por el
multikit, el
multiled, el
multipack, el
multisplit o el
multiflow. Ni pido un refrigerador multihielo y doy mi vaso de whisky por la perfección de un cubito bien armado y simétrico.
Salí multicontuso de la multicancha y me fui al policlínico, aunque lo mío es el poliamor, que no se me da tal como quisiera.
Desprecio la transmisión eléctrica multitensión y multicircuito, porque mi petición es sencilla: que no se corte la luz. Eso sería.
Necesito un golpe multivitamínico para sobrevivir la multiplataforma.
No pretendo lavadoras multiautomáticas, sino una que limpie la suciedad.
¿Transporte multimodal? Que me pueda subir y alguna vez viajar sentado.
¿Televisor multinorma? Prefiero normal.
¿Disco duro multimedia? Que me dure nomás.
Espero que alguien me revele el factor determinante con el fin de aprender, pero no que respondan con la razón multifactorial que es lo mismo que el paté.
¿Cuál es la causa? Pregunto con desesperación por saber. Es multicausal, me dicen los expertos en esas ciencias sociales, políticas y humanas que se han puesto flojas y medrosas.
¿En qué mundo estoy parado?
En la macrozona donde se realizan megaoperativos para proteger a los pluriempleados en la pluriactividad.
En los multifondos que provienen de un multisistema de multinacionales, para conseguir una multirenta que es lo más lógico en la multinversión y por eso las multigarantías.
Partí con miniempresa, soñé con macroempresa y terminé sin empresa, porque el microciclo malo se convirtió en ciclo, pero la idea era buena y además multiuso.
No soy multisectorial y se me nota. Desprecio las multicajas y prefiero las cajas. Me pierdo en el área y no me voy a perder en la macroárea. También en el macroterritorio vigilado por microdrones que se manejan con microprocesadores de la multiseguridad. La macroestructura me mandó al subterráneo de mis pensamientos, porque no descifré a tiempo las macroinstrucciones. Cualquier día me voy al macrocosmos en una micropartícula. No pretendo ninguna multigestión en mi favor: déjenme ir tal como llegué. Entre la falla multiorgánica y la multisistémica, me quedo con las dos.
No quiero la máscara de lo cósmico ni el disfraz de la partícula.
Mi aspiración es irme soñando con un mundo mejor.
Soy un hombre simple.