Cuando se inauguró el
boulevard Plaza Ñuñoa fue todo un éxito. Un bonito entorno arbolado, con ansiados estacionamientos, y un lugar que acoge ferias de las más diversas índoles. También, en el primer subsuelo, se instalaron restoranes que contribuyeron a darle movimiento a la ya concurrida plaza.
Una visita un día sábado al almuerzo resultó decepcionante. Los locales presentaban todos menús de almuerzo, anfitrionas que atraían clientes y un aspecto de “venido a menos” que no resultaba muy gratificante. En fin, ya puestos, se escogió el Tapas y Birra, ante el enojo de la señorita del local vecino.
La carta estaba rota y sucia, había dos garzones y una larga espera. Finalmente llegó lo solicitado, tras 45 minutos de espera. El garzón aclaró, eso sí, que “tiró las orejitas en la cocina”. Mientras, ni un pancito que ayudara a pasar —a estas alturas— el mal rato. La música fuerte y chillona no acompañaba para nada al almuerzo.
Se pidió lo más español dado el carácter del establecimiento. Las croquetas, duras y olvidables. Los camarones rebozados sin sal. El pan con tomate y jamón, tan típico y sencillo de hacer, venía sobre una tajada blandengue, con tomate y jamón picados, todo seco. La tortilla de patatas se pidió a punto y llegó recocida. Nada de pan, nada. Se pidió dos veces y se obtuvieron unas rodajitas nada de crujientes, como de pan de molde.
A estas alturas solo quedaba retirarse y pagar por algo que quedó prácticamente sin tocar. ¿Qué pasó con esta excelente iniciativa que hasta locales cerrados tiene? Seguramente alcanza su mayor movimiento en las noches, para los jóvenes y grupos de amigos que salen a conversar con una cerveza o unas piscolas y a quienes no les importan tanto los detalles. Claramente ese debe ser su fuerte. Las cartas tienen varias páginas de tragos. Y los almuerzos, más familiares, son una forma de mantenerse abiertos, pero no es el centro del negocio. ¡Una lástima!
TAPAS Y BIRRADirección: Jorge Washington 111.
Reservas: 229049703.
Precio por pareja: $26.000.
Abierto de lunes a domingo.