Toda película ha de ser vista en su propio mérito. Sin embargo, es inevitable que un
remake hecho con tan poca distancia del original, con el mismo director y con una trama que no varía en casi ningún punto esencial, suscite la comparación entre las dos puntas.
Gloria Bell no es un proyecto autoral. Tampoco es una variación voluntaria sobre el tema de
Gloria. Es, más sencillamente, una plataforma para que una actriz, Julianne Moore, tome el papel de otra, Paulina García, con las matizaciones propias de su estilo y estatuto.
Gloria Bell es la misma mujer de más de 50 años, divorciada hace más de una década, con dos hijos ya mayores, con un trabajo que le permite vivir de modo independiente, sin más problema que un sentimiento de soledad.
Pero menudo problema. Gloria procura combatirlo frecuentando locales donde baila gente de su edad. Así conoce a un hombre divorciado, con dos hijas, pero que no ha cortado la relación con su familia del modo que Gloria desearía. (Aquí hay una diferencia con el original: el Rodolfo de Sergio Hernández era ostensiblemente mayor, mientras que el Arnold de John Turturro lo solo un par de años de Gloria: su dependencia es menos justificada, más mamona y más cómica que la del primero).
El cambio de mayor importancia es de grado: la Gloria de Paulina García siempre resulta más consciente de la cercanía de la vejez y la muerte, mientras que Gloria Bell no se enteraría de estas cosas si no fuera por la jubilación de su compañera Melinda (un pequeño papel para la espléndida Barbara Sukowa, que en otros años fuera Lola y hasta Rosa Luxemburgo). Gloria Bell está tan lejos de la muerte como su propia madre, una señora en condiciones envidiables.
Pero las películas muy a menudo son esto: una cuestión de grado, de tono, de reverberaciones, casi nunca de trama. Mientras que Gloria está siempre restringida por toda clase de limitaciones espaciales (hasta su cuarto es más pequeño y oscuro) y los encuadres tienden a recoger ese encierro, Gloria Bell respira la libertad de quien efectivamente tiene una vida por delante, por mucho que le cueste encontrar una pareja. Todo lo que Gloria Bell tiene en
glamour y desplante ante el futuro, no lo tiene en pavor y sentimiento de zozobra.
Gloria era una investigación en el misterio de una mujer sin la capacidad de resolverlo; la película misma es el testimonio de un esfuerzo imposible. En
Gloria Bell no hay misterio y por lo tanto no hay tampoco intención de penetrarlo.
Allí donde
Gloria era una rendición con honores,
Gloria Bell es una entrega sin fisuras, sin sorpresas.
GLORIA BELLDirección: Sebastián Lelio.
Con: Julianne Moore, John Turturro, Michael Cera, Caren Pistorius.
102 minutos.