No estaba en los planes la eliminación de Colo Colo en la Copa Sudamericana. Los albos vencieron en Ecuador a Universidad Católica y en el Monumental resolverían la llave. Un pésimo primer tiempo, ante un rival ordenado y agresivo, marcó el trámite de la jornada del martes 30 y después la dura sentencia desde el punto penal en el arco norte.
Esteban Pavez calificó de fracaso el traspié, aunque Mario Salas, su entrenador, prefirió hablar de no cumplimiento de objetivos. Eufemismos más o menos, Colo Colo, por inversión, historia y con una victoria de visita, no puede ser eliminado en su casa por un cuadro tan modesto como Universidad Católica de Quito, que incluso no dispuso de cuatro jugadores, entre ellos sus dos atacantes titulares.
Los presagios en Macul apuntaban a que el conjunto popular se instalaría entre los protagonistas del torneo, al considerar que la Copa Sudamericana está un par de peldaños abajo que la Libertadores en la exigencia. El mazazo estableció que los albos, por ahora, están en un proceso de transición, donde el objetivo es rearmar el plantel. En el fútbol los pecados suelen pagarse a largo plazo. En su etapa anterior como presidente del club, Aníbal Mosa permitió que Pablo Guede armara el plantel a su gusto, sin criterios técnicos de largo aliento. A su vez, el dirigente cedió al clamor popular y a su idolatría por varios de los futbolistas albos. El envejecimiento y alto costo de la plantilla se sintió en la arena internacional.
Alguien dirá que el año pasado Colo Colo se instaló en los cuartos de final de la Copa Libertadores. Es cierto, pero el esfuerzo desplegado los dejó sin opciones de competir en la resolución del torneo, más allá de los yerros del cuerpo técnico de Héctor Tapia y las disputas internas que reveló en su partida Lucas Barrios.
Mosa, otra vez con el poder en Blanco y Negro, dispone de la gran oportunidad de dar un salto adelante. Mario Salas es un entrenador calificado, mientras que Marcelo Espina cuenta con las competencias necesarias para ser el director deportivo de un cuadro grande. Si a eso sumamos la incorporación de Harold MayneNicholls como vicepresidente ejecutivo de la concesionaria, Colo Colo posee un grupo de especialistas capaces de conseguir el desarrollo que la institución requiere. Ahora, si el empresario puertomontino aspira a mantener el protagonismo y tomar las decisiones deportivas, lo más probable es que el proyecto fracase.
La realidad enseña que este Colo Colo es algo mejor que el modelo 2018, pero está lejos de marcar diferencias en el campeonato local. Los partidos con O'Higgins, Huachipato y Antofagasta demostraron que a este equipo todo le cuesta, sin olvidar las derrotas ante Universidad Católica y Coquimbo Unido.
Será clave la apertura del libro de pases en el receso por la Copa América y la ventana del fin de la temporada. Vendrán decisiones duras, pero la realidad es que el cuerpo técnico de Salas y la nueva mesa de Blanco y Negro deben obviar los sentimentalismos y el sonido del bombo. De lo contrario, seguirán tropezando con la misma piedra.