Cuando la fecha del discurso presidencial era el 21 de mayo, poca gente lo veía o escuchaba o seguía.
Cuando es el 1 de junio, ocurre exactamente lo mismo.
No hay interés, pasa inadvertido y no marca sintonía, porque es un mural, un gobelino o un cortinaje.
Esto es independiente del día y el horario.
Escuchar un discurso presidencial exige una devoción política inhumana y a ningún ciudadano se le puede pedir algo así. Tampoco a los parlamentarios, ministros y ni siquiera a un fiel colaborador como Mauricio Rojas, que acaba de ingresar a un nuevo emprendimiento: el directorio de una empresa.
El Presidente Sebastián Piñera será más recordado por algún tuit que envió, pero jamás por un discurso, sea presidencial o no.
Aprendamos de la pequeña historia.
Advierto, eso sí, que tuve intimidad con la protagonista, fue breve, pero intimidad al fin y al cabo. Ulrich, socióloga de la Fundación Konrad Adenauer, ingresó a la página web de la Fundación Patricio Aylwin para analizar los más de 900 discursos, intervenciones y ponencias del líder chileno. Emprendió la investigación con acuciosidad germana y fue uno por uno. Le aconsejé atajos y resúmenes, pero Ulrich los desechó en pro del rigor de la fuente original. Regresó a su país y siguió leyendo desde la sede de la Konrad Adenauer en el pueblito de Sankt Augustin a ocho kilómetros de Bonn.
En el discurso 160 se sintió mal, pero insistió en seguir.
En el 265 fue asistida porque la vieron tambalear, pero no cejó.
Se desplomó en el 440.
Aún permanece internada en el Nosocomio Aguas Termales de Baden-Baden.
Está mejor y ya escribe cartas. Gracias.
Recordemos, pero bien al pasar, lo del archivo Ricardo Lagos Escobar en la Fundación Democracia y Desarrollo, donde junto a los discursos hay videos, fotos y audios, que no logran aligerar la pesada base de datos de 40 mil documentos. Diversos estudiosos han ingresado a las profundidades y densidad de esos textos presidenciales. Aún no vuelven.
Y digamos con ligereza y sin ánimo de aburrir, que la
summa de discursos de Eduardo Frei Ruiz-Tagle componen un corpus que solo le interesó a una persona: el profesor chino-chileno Brad Huang. Empezó por el primero y cuando iba por el 75, se desconcertó por la similitud de ese texto con el inicial y varios más. Al concluir el 148 hizo la conexión con el 75 y el primero, pero también con el 23, 47, 13, 79, 65; y si lo apuraban con el 90, 64, 5, 30, 104 y 99. Estaba en presencia de un
continuum infinitum.
Renunció al tema y a la investigación, naturalmente, porque quería obtener un
magna cum laude y con ese material no le daba ni para
cum laude.
Valga mencionar, de forma ligera y alada, a la Fundación Horizonte Ciudadano que creó Michelle Bachelet. No llegué a los discursos y me quedé en el legado: una
selfie.
Estamos en la era final de los discursos presidenciales: un mamut republicano que se extingue.
Añado un juicio y un
mail que me envió una especialista desde Alemania: “Tu columna es más leída que cualquier discurso latero y presidencial. Soy Ulrich, que no te olvida”.