No nos engañemos. Para mucha gente fue difícil digerir la respuesta que dio el Presidente Piñera cuando durante su visita a China le preguntaron por ese régimen de gobierno, controlado por el Partido Comunista: “Cada uno tiene el sistema político que quiera darse”.
Más sorpresa generó su visita a la “Escuela de Cuadros del PC Chino”. Algunos miembros de su comitiva, los menos cultos, quedaron perplejos cuando se dieron cuenta de que en esa entidad no enseñaban a pintar al óleo, sino a administrar el Estado según la ideología marxista.
Estas escenas inquietaron desde la DC hasta la derecha del arco político. La izquierda, en cambio, celebró, y pidió que se aplicara la misma vara a otros regímenes afines, como el de Nicolás Maduro.
¿Qué le pasó al Presidente? Yo culpo a su afición por los aforismos: estando allá, como era obvio, se le vinieron a la mente los proverbios chinos famosos. Y se dejó llevar.
“
Nunca mates una mosca sobre la cabeza de un tigre” es uno, que invita a ser precavidos cuando nuestra contraparte tiene más poder y puede ser impredecible. Hay otro proverbio chino muy famoso, que quizás aplique también en este caso: “Cuando el genio apunta a la Luna, el tonto se queda mirando al dedo”. O sea, cuando hay objetivos mayores —como los beneficios para Chile de una buena relación con China— es un error quedarse atrapados en las meras formalidades.
Son buenos los proverbios chinos. Pero a mí me gustan más los dichos chilenos, que no darán para proverbio, pero son harto sabios. Y ayudan a entender este misterio.
“
Díganle al tonto que es forzudo”, por ejemplo. Bien puede haber recordado esa expresión el Presidente en Beijing. Que yo recuerde, salvo Angela Merkel y Donald Trump, ningún gobernante ha encarado a Xi Jinping ni le ha armado una escena en su propio territorio.
¿Era razonable que Piñera
se hiciera el chorito en China? Sabemos que el hombre a veces
prende con agua, pero hay que estar muy perdido,
como poroto en paila marina, para pensar que nuestro Presidente se iba a mandar ese numerito.
Chancho en misa.
Ahora aquí en Chile
todos son generales después de la batalla. Y la oposición, como ha sido la tónica durante el último año, le
anda buscando la quinta pata al gato. Las críticas del presidente del PC chileno se vieron como
manotazos de ahogado, al tratar de comparar a Venezuela con China, y al acusar a Piñera de actuar como el cura Gatica. “
¡Enchúfate, plancha' e campo!”. Esos emplazamientos me parecieron, y no exagero, como beso de madrastra. Les pido,
no mezclemos peras con manzanas.
El Presidente estimó que no correspondía
ir a robarle los huevos al águila. Y punto. Él es así.
No le pidamos peras al olmo. Ya saben que
la cabra siempre tira p' al monte.
Supongo que estas reflexiones mías harán que les caiga la teja a varios. Estoy de acuerdo que con China es mejor estar al
cateo de la laucha e incluso ponerse el
parche antes de la herida. Porque no
nos hagamos los jiles: en la comparación entre ellos y nosotros
está bien mal pelado el chancho.
Termino con un proverbio chino, para que no me acusen de sesgado. Y también para dejarlos pensando todo el domingo: “
La inocencia de un ratón puede mover un elefante”. Quizás ahí está la clave.