A raíz del voto favorable de los diputados democratacristianos para aprobar la idea de legislar en el proyecto de modernización tributaria del Gobierno, se abrió nuevamente un viejo tema en el debate político chileno sobre quién es quién en la derecha, en el centro y en la izquierda. Aun más, el exsenador y expresidente de la Democracia Cristiana Ignacio Walker, en una entrevista de prensa, sostuvo que era partidario de cambiarle el nombre a su partido por el de “Partido Democrático de Centro”.
Considerando que estas denominaciones provienen del orden en que se situaron las bancadas en el marco de la Revolución Francesa, mucha agua ha corrido bajo los puentes de la historia. En mi opinión, la validez de estas denominaciones sigue vigente, no obstante que en los últimos años han surgido voces que pretenden reemplazar el eje divisorio tradicional por otros ejes en un sinnúmero de denominaciones. Lo que divide a las fuerzas políticas en Chile y en otras partes y que convoca a la ciudadanía para militar, simpatizar y adherir electoralmente a las distintas fuerzas, está constituido por dos grandes ejes: el primero es el rol del Estado y/o del mercado en el eje económico y social, y el segundo, en los denominados temas valóricos, es una mirada conservadora o liberal sobre este último eje. Si tomamos en consideración estos clivajes, la situación política en Chile de su sistema de partidos sería, en mi opinión, la siguiente.
En el Chile de hoy hay cinco “derechas”: el Movimiento de Acción Republicana, cuyo liderazgo lo tiene el exdiputado de la UDI José Antonio Kast, se define por una adhesión a la economía de mercado y una postura conservadora en materia valórica. En la UDI, aunque más matizado, predomina la opción por la economía de mercado y una opción en lo cultural desde una perspectiva conservadora.
En Renovación Nacional estos ejes son mucho más transversales, debatiéndose permanentemente al interior de ese partido dónde se coloca el acento derivado de su variedad ideológica que la integran a saber, católicos, masones, evangélicos, liberales, conservadores, nacionales, etc. Por otra parte, Evolución Política surge como una derecha íntegramente liberal tanto en lo económico como en lo cultural. Cerrando el espacio de las derechas en Chile, un pequeño partido, el PRI, incluso hoy dividido, pretende presentarse como una derecha social cristiana, es decir, partidarios de una economía social de mercado y un cierto conservadurismo en materia valórica.
El “centro” político en Chile lo disputan, por su historia y su presente, tanto el Partido Radical como la Democracia Cristiana con una multiplicidad de visiones sobre los ejes definidos en los párrafos anteriores. En esta fase histórica, los radicales se han situado desde el centro hacia la izquierda, por su camino liberal en lo valórico y por la mayor presencia del Estado en lo económico y social. Por otra parte, la Democracia Cristiana es aún más matizada en estos ejes, encontrándose hoy día en ella un arco que va desde una mayor intervención estatal en la economía hasta una opción por el liberalismo económico, pasando en lo cultural valórico desde posturas conservadoras a progresistas.
Las “izquierdas” en Chile son varias. Una izquierda histórica representada por el Partido Socialista y el Partido Comunista que, no obstante sus cambios, mantienen una abierta disposición en lo económico y social a una mayor presencia del Estado y un acentuado progresismo y/o liberalismo en lo cultural.
Este planteamiento y esta orientación de la izquierda histórica se profundizan en la nueva izquierda que ha surgido en Chile, el Frente Amplio, radicalizándose este frente en la mayor presencia estatal, en lo económico y un planteamiento nítidamente progresista en su sentido liberal en lo cultural. En esta misma dirección se encuentra el Partido Progresista y otras fuerzas menores. Cierra el espacio de estas “izquierdas” el Partido por la Democracia, que a pesar de su juventud relativa, 31 años de existencia, intenta posicionarse como una izquierda distinta a la tradicional, enfatizando su dimensión liberal en lo valórico y cultural y tratando de zanjar su postura frente al Estado y al mercado en lo económico y social.
De todo lo anterior se desprende que los conceptos derecha, centro e izquierda permanecen plenamente vigentes y que deben ordenarse y la ciudadanía situarse con claridad frente a los ejes que dividen a la sociedad chilena en materia de proyecto económico y social y en materia de opciones de vida culturales y valóricas.