No sé por qué la Semana Santa me trae recuerdos de mi abuela, quien no era una mujer religiosa. Todo lo contrario. Cuando yo era niño —y me abrazaba a la fe con la misma fuerza con la que me aferraba a mi oso de peluche— a ella le gustaba torturarme con frases como “la fe está en el corazón y no en las rodillas”, y también con chistes impíos.
“¿Supiste que esta semana ascendieron al Papa?”, me preguntaba. “No”, le respondía yo, incauto.
“Sí, pues, lo ascendieron a camote”, remataba ella. Y se largaba a reír ante mis ojos perplejos. Un día contó por enésima vez ese chiste mientras llovía con tormenta eléctrica: temí que un rayo entrara por la ventana y la partiera en dos, por hereje.
Ahora bien, creo que más que por Semana Santa evoqué a mi abuela por dos hechos de los últimos días que me recordaron otro dicho de inspiración vaticana: “No hay que ser más papista que el Papa”.
Porque, díganme ustedes: ¿Quién mandó al gobierno de Sebastián Piñera a defender el impopular cambio a “medidores inteligentes” y el discutible tratado internacional TPP11, ambos nacidos y criados durante el gobierno de Michelle Bachelet? ¿Por qué el gobierno de Chile Vamos decidió inmolarse para salvarle el prestigio al gobierno de la Nueva Mayoría?
¿Ah? ¿Tienen la respuesta?
Yo no. El tema de los “medidores inteligentes”, bautizado como un “autogol” por el propio exministro de Bachelet Máximo Pacheco, hizo perder a Piñera 10 puntos de popularidad. Esta semana tuvo que hacer la pérdida; cortar el hilo y dejar ir al volantín. ¡Pero después de que el hilo curado le había roto las manos! Lo mismo con el TPP11. Piensen que ni los diputados del PPD estuvieron dispuestos a votar a favor, pese a que su presidente, el excanciller Heraldo Muñoz, fue quien lo negoció y comprometió.
Esto es exactamente lo que uno denomina “ser más papistas que el Papa”. En este caso es ser “más bacheletistas que la Michelle”… Y pensar que criticaban a Joaquín Lavín cuando alguna vez se autodefinió como “bacheletista-aliancista”.
Una persona “más papista que el Papa” actúa así por ingenuidad o por dogmatismo. Les dejo unos segundos para que deliberen en cuál de estas dos posibilidades sitúan al gobierno en este trance…
(…)
Ok. Guarden en su corazón la respuesta.
Porque a mí se me vino a la mente otro dicho de raíz religiosa: “No se vaya a quedar a vestir santos”. La expresión se usaba antes para referirse a aquellas personas que se quedaban solteras y terminaban dedicadas a labores religiosas (como vestir santos) en las parroquias. Pero hoy también se puede usar metafóricamente para describir el caso en que uno deja pasar buenas oportunidades por aferrarse a viejas costumbres, fetiches u obsesiones.
Esta semana vi con mis ojos cómo la izquierda les dio la espalda a Michelle Bachelet y a Heraldo Muñoz. Los dejó caer, y eso que eran dos de sus presidenciables. En cambio, el gobierno se dedicó a todo lo contrario: a cuidarles la espalda. Es curioso.
Y se me vino a la cabeza otro dicho más, el de las “vírgenes necias”, que en verdad es una parábola. Pero no sé si tiene tanto que ver con el tema. Y además se me acabó la página.