El que se perdió debe haber sido un diablo joven y
nerd , porque hoy la juventud recurre para todo al telefonito: que para esto, pinchan aquí, y para lo otro, allá. Y cuando se desorienta -vive desorientada- pincha en
waze.
Mal haya la experiencia que hemos tenido con
waze. La cantidad de monitos que representan peligros -pacos, tacos- nos confunde. Y luego, la vocecita mecánica y melosa de la
miss que da indicaciones: es para perder la ecuanimidad. Pero hemos aprendido a desobedecerle a la
miss: si le hubiéramos obedecido tiempo atrás, estaríamos todavía perdidos en Chillán, donde buscábamos cierto restorán. Fue el instinto chileno, eficazmente ayudado por la vista de la cordillera (que marca, indefectiblemente, el oriente), el que nos sacó del atolladero, y mandamos a la
miss a freír monos con sus "en trescientos metros doble a la izqui-erda", y llegamos a destino inmediatamente.
El desaparecido Banco Osorno publicó, hace décadas, tres estupendos mapas de Chile en que se representaba al país tal como es: yendo al sur, el mar está a la derecha. Y así estaba también en las páginas: no tenía uno que hacer una pirueta mental para trasladar a la izquierda lo que está a la derecha y viceversa. Si queríamos ver el volcán Osorno, mirábamos a la izquierda de la hoja, que es lo que hace uno en la realidad, y ahí estaba. Además, el mapa decía dónde se podía comprar tortillas al rescoldo y dónde mermelada de murta. Perfecto.
¿Y sabe, Madame, por qué? Porque emplearon el estilo de cartografía chileno. En Chile hace 300 o más años el mar se ponía abajo de la página, por lo que si uno iba al sur, el mar quedaba a la derecha y, si al norte, a la izquierda. Que es como es. Pero hay más: en otros mapas de la época, el sur estaba colocado arriba de la página y no abajo, y cuando uno quería ir a La Imperial estando en Penco, decía "subo a La Imperial". O si de Chillán se dirigía a Santiago, había que decir "bajo a Santiago". Lindo. Ahora no: el antipático hemisferio norte, donde se imprime la mayoría de los mapas y cartas geográficas, se pone a sí mismo arriba y a nosotros, los "sudacas" de que hablan los españicas, abajo, por cierto, al fondo. Con el distorsionador resultado, además, de que Groenlandia aparece más grande que toda América del Sur.
¿Dónde fue que el diablo perdió el poncho? En Chuchunco, dicen, lugar donde, en un picnic, comimos una vez esta tarta suiza.
Bölletünne
Forre un molde de tarta con masa quebrada ("pâte brisée", típica de tartas). En 1 cda de manteca rehogue 100 gr de tocino picado, agregue 500 gr de cebolla pluma. Dórela bien. Vierta al molde, y encima, un batido de 2 dl de crema, 1 dl de leche, 2 huevos, sal, pimienta. Hornee ½ hora, fuego moderado.