Mirar el pasado con ojos de presente es algo que puede resultarle natural a un historiador, pero no ocurre lo mismo con los cineastas: empeñados en adaptar, recrear y refundir imagen y relato, su versión del pasado puede resultar tan fluida como maniquea. La pantalla "aguanta todo", dicen. Es cosa de preguntarle a Tarantino -quien, como si nada, ametralló y quemó a Hitler al interior de un cine de París, en la fantasiosa "Inglorious Basterds" (2009)- o a los resbalosos documentales bélicos que Nat Geo y History Channel producen en serie cada temporada, exprimiendo un limón que hace rato está seco.
De ahí la inquietud inicial ante la idea de que alguien como Peter Jackson ("El Señor de los Anillos") estuviese a cargo del proyecto estrella de 14-18 NOW, la comisión británica para el centenario de la Primera Guerra Mundial. Desde 2014 el organismo encargó más de 400 obras a toda clase de artistas; pero la última, la guinda de la torta, sería un largometraje documental que aprovechase los cientos de horas de película rodada en el campo de batalla y archivada durante un siglo en el Imperial War Museum. ¿Era Jackson el hombre adecuado? ¿Estaban seguros? El tipo que había estirado El Hobbit a tres largometrajes -al punto de dejar el libro original en estado irreconocible- dijo que imaginaba su documental de la Primera Guerra en colores y 3D. Sacrilegio.
Por suerte, no hubo tal. "They Shall Not Grow Old" fue estrenado vía BBC el pasado 11 de noviembre (a 100 años exactos del armisticio), hace poco comenzó a circular en blu ray y DVD, y hasta ahora nadie ha desgarrado vestiduras. Al revés: en su breve paso por salas estadounidenses y británicas fue un éxito de recaudación. Y se entiende por qué: a primera vista, luce como un apabullante conjunto de imágenes -que cubren el reclutamiento de los voluntarios, preparación, traslado al frente, el horror de las trincheras, asalto a ballonetazos, toma de prisioneros y luego el incierto regreso a casa-, complementadas con audios testimoniales de cientos de veteranos, grabados en la década de 1960 y que reveladoramente no incluyen a oficial alguno: todos aquí son rasos, soldados de a pie, voluntarios. Si la idea era poner al espectador en el lugar de un combatiente, el objetivo se logra con creces, y ahí es cuando hace sentido no sólo la colorización de la imagen, sino que además su costoso (y fascinante) proceso de digitalización que restauró el material filmado en el campo de batalla y produce imágenes de una extraordinaria fluidez de movimiento, insólita para una película centenaria registrada a 16 cuadros por segundo (nuestro estándar actual es de 24).
Al contrario que en sus filmes de ficción, en los que los efectos especiales aspiran a conseguir un distanciador hiperrealismo, casi propio del videojuego, el Jackson de "They Shall Not Grow Old" se deja llevar por un torrentoso e imparable registro de miseria, sangre, barro y muerte, dolor, locura y enfermedad, en los que las preciosas trazas de humanidad quedan confinadas a actos en apariencia minúsculos y, sin embargo, perennes: soldados afeitándose en las ruinas, limpiando sus botas, riendo junto a un compañero, tocando un instrumento, mirando la cámara que los filma con declarada curiosidad. Gente sumergida en el extraño limbo de las trincheras, negociando entre balas y bombardeos mínimos de normalidad indescriptible para la actual generación digital que le pondrá
play, pausa y stop a este producto, para luego dejarlo olvidado en su
playlist.
Puede que ese sea el costado más doloroso del documental: la sensación de atroz futilidad que impregna toda la empresa, esfuerzo en vano, audible en los testimonios grabados por los supervivientes (que hablan dos décadas después de la Segunda Guerra, aunque jamás la mencionan en la cinta), pero que se redobla ahora, cuando las tensiones disolventes del Brexit acechan la integridad de estas memorias cual jauría. De hecho, ese parece ser el combustible que alimenta el filme: saltarse a la Inglaterra oficial que conmemoró, archivó y rápido olvidó este centenario, para dirigirse al país que emergerá después de la tormenta.
THEY SHALL NOT GROW OLD
Documental dirigido y producido por Peter Jackson.
Inglaterra, 2018, 99 minutos.
Disponible vía amazon.co.uk.