Finalmente, la U tiene su "presidente encargado". A diferencia del otro, el venezolano, José Luis Navarrete es cercano al presidente. No solo eso: es de su confianza empresarial ("mano derecha", dicen algunos) en su trabajo en alguna empresa de Carlos Heller, que ha renunciado a la presidencia de Azul Azul, pero no a sus acciones, que suman el paquete mayor de la sociedad concesionaria.
Heller, a diferencia de su entrenador, el uruguayo Alfredo Arias, no ha mentido. Ha dicho que está cabreado, que no quiere saber más de los delincuentes enquistados entre los seguidores del club, que lo de las amenazas de muerte recibidas en los últimos días terminaron por convencerlo de que "la delincuencia ha vuelto a ganar" y hasta luego.
En realidad, la cosa no daba para más. Y la reacción del presidente no es completamente emocional, pues ya en los días previos había señalado su cansancio por exceso de obligaciones entre la hípica y el fútbol, declarando que debía dejar alguna ocupación. Prontamente lo desmintió y ahora se prueba que en ese desmentido no dijo toda la verdad.
Alfredo Arias, como bien se sabe, no dijo en absoluto la verdad. Ya estaba en Chile antes de que Frank Kudelka renunciara a la U. Solamente horas antes, pero antes. Y había dicho que llegó después. Ahora, después de confesar y de perder en Concepción, nos dice que prefiere que "lo tilden de mentiroso antes que de hipócrita". Y se siguió metiendo en líos al identificar a Kudelka con "mujeres lloronas", echándose encima al mundo feminista, incluida la ministra del deporte.
¿Qué será preferible? ¿Ser conocido por mentiroso o por hipócrita? Se trata de una elección indeseable. Ni uno ni otro es socialmente aceptado. Y el hipócrita es, básicamente, un mentiroso. Es mejor que Alfredo Arias no se meta en estos jardines (chacras, en realidad) de las que sale mal parado. Y desencanta a todos quienes apreciamos al entrenador que en Wanderers tuvo actitudes frontales y francas con su estilo futbolístico y sus conductas humanas. Ni mentiroso ni hipócrita.
No son muchos los que dicen la verdad en el fútbol. ¿Dónde queda, por ejemplo, Sabino Aguad? El gerente deportivo, que es un personaje controvertido, hoy aparentemente confirma que puso trabas a Kudelka en las contrataciones que el entrenador pedía y terminó forzando su renuncia. Difícilmente queda alguien que le crea en lo sucesivo al gerente.
En general, los periodistas nos encontramos con personajes que pretenden proyectar, a través de los medios, una imagen mejorada (cuando no falsa) de sí mismos. Por eso, lamentamos cuando alguno de los nuestros, de aquellos que son sinceros buscadores de la verdad, salen de algún medio. Es lo que lamento del cese de mis colegas Fernando Tapia y Cristián Arcos de Chilevisión. Los conozco. Tipos íntegros. Dos menos.