Aprovechando el Día de la Mujer, a un "colectivo" de personas (en mi pueblo el "colectivo" era el que se llenaba y se iba) se le ocurrió rebautizar las estaciones del metro con nombres de mujeres.
Varios medios de prensa cayeron y publicaron notas en que saludaban la iniciativa, destacando algunas de las "nuevas denominaciones", como Gabriela Mistral, Eloísa Díaz y Violeta Parra. No todos se dieron la tarea de mirar bien y publicar el resto de la lista, que consideraba personalidades como la "Comandante Tamara" (exlíder del FPMR), Gladys Marín, Pedro Lemebel y alguien llamada "Hija de Perra", a quien no ubico.
Al día siguiente, otro "colectivo" decidió responder, poniendo a sus propios íconos, como Cecilia Bolocco y Olga Feliú, pero también a Lucía Hiriart de Pinochet.
Si esta va a ser la tónica, estamos fritos. ¡Cada año hay demasiados "Días de Algo"!
En la web de la ONU están listados los "Días Internacionales" oficiales. Ahí aparecen el Día de la Mujer, el Día del Niño (y a partir de una resolución de 2012, también el Día de la Niña, en otra fecha) y el Día Mundial de los Océanos.
También hay otras fechas especiales: El Día de la Filosofía, el de la Aviación Civil, etc., etc.
Todo bien. Mi inquietud son solo aquellos días que pueden volver ser usados para "intervenir" nuestros espacios públicos.
El 23 de junio es el Día Internacional de las Viudas. Ya estoy viendo letreros que digan "Javiera Blanco", "Carolina Tohá", "Ana Lya Uriarte"... las viudas de Bachelet, que no han podido rehacer su vida política tras la partida de ella.
Antes, el 4 de junio, para el "Día Internacional de los Niños Víctimas Inocentes de Agresión", la señalética podría llevar los nombres de "Gabriel Boric" y "Maite Orsini", que según sus partidarios, son maltratados porque aún son muy jóvenes, inmaduros e inexpertos.
Piñera, Chadwick, José Antonio Kast, Cecilia Pérez, por un lado, y Beatriz Sánchez, Carlos Montes, Girardi y Elizalde, por el otro, podrían ser los protagonistas del 28 de septiembre, cuando se conmemora el "Día Mundial contra la Rabia", por la irritación que provocan en el bando contrario.
¿Se entiende? Mi opinión es que estos llamados "colectivos" no hacen más que desatar su egocentrismo. Solo quieren ser "centro de mesa", tratar de instalar en la cara de las demás personas ("in yourface", dicen los gringos) sus preferencias. Quieren que sus líderes, sus favoritos, aquellos con los que se identifican, las personas en las que se proyectan, como un espejo, sean los que dominen el espacio público.
Pero se olvidan de que los nombres de las estaciones del metro no están allí para agasajar ni para humillar a nadie, sino para guiar, orientar, ser punto de referencia para los usuarios, ajenos a los duelos entre iconolatras. Un visitante de provincia, un inmigrante o cualquier no iniciado tendrán más posibilidades de llegar al hospital si la estación a la que se dirige se llama "Hospital".
Los que más gritan, los que más marchan, parecen tener ventaja sobre los mansos, los quitados de bulla. Igual es desigual eso.
Este 8 de marzo vimos a los extremos actuar en el espacio público. Pero yo creo que los moderados son mayoría.
En todo caso, me asusta que el 9 de diciembre sea el Día contra la Corrupción y el 19 de noviembre (y no es broma) sea el Día Mundial del Retrete. No quiero pensar los nombres que van a aparecer en los carteles.