Abrir un espectáculo musical con un discurso es una declaración de principios que, en el caso de la versión 60 del Festival de Viña iniciada anoche, solo puede leerse desde la intención de posicionarse como el festival latino más importante; justo el concepto detrás de la alianza de cuatro años que emprenden desde este 2019 Canal 13, TVN y FOX LA. El problema es que más allá de la intención, esas palabras no se articularon con lo que es la esencia del evento: la música. Y el tributo a Lucho Gatica era el contexto ideal para justificar la alocución política que marcó el debut de María Luisa Godoy y Martín Cárcamo.
El cantante que con su voz unió a bordo de la música romántica a todo el continente, era un personaje perfecto para dar el contexto a las palabras sobre Venezuela que, así como fueron presentadas, sonaron -por apropiadas que fueran- fuera de lugar.
Y así partió Viña 2019, un Festival que será inusual, donde los ajustes serán permanentes, porque al igual que los constantes desperfectos de sonido y las cámaras aéreas de las que la transmisión televisiva abusó, costará ajustar los sentidos a un Festival coproducido por canales que se unen para sortear la crisis de la industria local y que incluso se asocian a un canal de cable -otra plataforma, otra especie- para lograr la internacionalización.
Los tiempos han cambiado. La amenaza es global. Cuando en 2007 debutó la primera alianza estratégica entre TVN y Canal 13 hubo heridos por doquier. En un escenario mucho más competitivo, trabajar juntos para un objetivo común fue tan inusual, que las rivalidades naturales entre equipos se hicieron rápidamente notar. "Fuego amigo" era una expresión que solía escucharse cuando un momento incómodo se daba.
Este 2019, el clima de trabajo se adivina muy diferente al anterior. La primera razón es que la crisis de la industria televisiva hace que sacar este evento sea urgente para ambos canales. La segunda se deriva de la anterior: ya no hay en televisión equipos tan empoderados como solía haberlos 10 años atrás, la mayoría ha sido reducido, desmembrado y rediseñado al tal punto, que muchos de quienes trabajan en los programas que vemos en esta temporada festivalera lo hacen por primera vez. Y, en tercer lugar, los rostros, quienes ponen su capital personal en pantalla cada día saben que este está depreciado por efectos del mercado, que en estos tiempos más vale abrazarse que hacerse zancadillas, porque ya nadie sabe en qué canal trabajará el año que vendrá. Y si es que lo hará.
Una pérdida colateral será, por lo visto en las primeras horas, la creatividad. Porque tanto en la transmisión de la gala como en el espacio de comentario de los looks lo que se vio fue una reproducción de los formatos creados por CHV para esos fines; tener a la misma animadora está lejos de ser una justificación.
Programas coproducidos que se emiten por ambas señales, pero que escasamente innovan en sus propuestas pueden terminar siendo verdaderos despropósitos para los fines de ambas señales si no cuidan su factura y a los rostros que han comprometido en este evento televisivo que en esta versión promete ser una zona de conservación ambiental para la industria local.