"Capello", primera novela para adultos que publica Lilian Flores Guerra (Santiago, 1974), periodista y editora que antes había escrito dos novelas juveniles, exhibe una sobresaliente pulcritud de estilo y un meticuloso cuidado en la composición del relato. De por sí, tales cualidades sitúan a "Capello" muy por encima de innumerables novelas que hoy por hoy se venden en librerías, a pesar de su forma enclenque y vacilante lenguaje.
"Capello" desarrolla un tema que en estos últimos años ha sido manejado de manera casi exclusiva por escritoras chilenas: la historia de genealogías familiares. Distanciándose de las sagas escritas por hombres, se destaca en estas el rol importante que en su progresión juegan los personajes femeninos. La saga que ocupa las páginas de "Capello" tiene sus orígenes de manera casual e indirecta en la figura de Antonino Bracco, cuya presencia se mantiene además como una equidistante sombra en el transcurso de tres generaciones. Antonino es un joven inmigrante italiano que llega a Chile proveniente de Argentina alrededor de 1879, país que abandona después de ser un indignado e impotente testigo de la matanza de los ranqueles cometida por el coronel Rudecindo Roca. En años anteriores y posteriores a esa fecha se inician dos líneas familiares paralelas, ambas provenientes de espacios rurales: la de Juan Serrano, agricultor enriquecido gracias a su honesta dedicación al trabajo, y la de María Ester Cáceres, muchacha de sencillos e igualmente honestos orígenes campesinos. En la segunda generación se produce el encuentro de ambas. A partir de ahí, la saga avanza enfocándose sobre el destino de las figuras femeninas hasta que finaliza en Pilar, tataranieta de Juan Serrano, por un lado, y de María Ester Cáceres, por otro. Es Pilar quien se decide a investigar y narrar la historia de los orígenes de su familia 140 años después de la llegada de Antonino Bracco a Chile, cuando la figura del lejano inmigrante es solo una difuminada y misteriosa presencia del pasado en la memoria familiar.
La lectura de "Capello" produce una interesante impresión. Es una novela que responde a intereses literarios de actualidad como, por ejemplo, el énfasis que el relato pone en la importancia de la figura de la mujer en el desarrollo de las generaciones, pero sobre todo, en la proyección de una perspectiva inconfundiblemente femenina en los capítulos donde Pilar asume la responsabilidad de narrar y también en aquellos donde una narradora cronista entrega la verdadera y dolorosa historia de la familia (posiblemente, la misma Pilar). Tal perspectiva descubre la auténtica realidad de episodios familiares que la lejanía temporal ha deformado u oscurecido en el recuerdo de los descendientes como, por ejemplo, la historia de la tatarabuela María Ester, o la de los bisabuelos de Pilar. Asimismo, también destacan aspectos oscuros de efemérides nacionales no mencionados en los discursos masculinos. Pero junto a tales intereses, creo que en el relato de Lilian Flores persiste contradictoriamente la conservadora moral ingenua de las historias infantiles que divide a los personajes en buenos y malos. El dinero es la fuerza que convierte a la sociedad en un espacio donde luchan de manera incansable el Bien y el Mal. Los antepasados de Pilar son personajes sin profundidad psicológica: su comportamiento los coloca taxonómicamente en el lado de la bondad o de la maldad sin importar condición social o sexo. No existen los claroscuros. Algunos malos, como el doctor Severino Adriazola o Úrsula Dagnino, poseen mentalidades siniestras, y su perversidad llega a extremos repugnantes. El destino de los buenos impide u obstaculiza la felicidad de algunos, como le sucede a Antonino, o conduce a otros hasta el martirologio. Tal es el caso de la bisabuela Graciela, cuya historia culmina en un típico desenlace de novela gótica.
Lilian Flores ha construido una historia imaginaria que nace de intereses modernos y de formas tradicionales de narrar. El resultado es meritorio por donde se lo mire. Ningún lector escapa al delicioso embrujo de las impecables páginas de "Capello".