Marie Kondo es una japonesa que tiene revolucionada a buena parte de nuestra población con una idea muy simple: ordenar. Ella optimiza los espacios y mejora la calidad de vida sobre un principio obvio, que es acumular solo lo imprescindible, con criterio lógico y eligiendo lo que mantenemos solo si nos hace felices. Le pide a la gente que tome, por ejemplo, un libro, un florero o un calzoncillo entre sus manos y decida si retenerlos los hace realmente felices.
La semana pasada, Universidad de Chile perdió en su debut en la Copa Libertadores frente al Melgar en Arequipa, jugando mal. Al retorno, Frank Kudelka filtró su molestia porque entre las 10 contrataciones que le hizo la directiva no estaba el "Mago" Jiménez, deslizó que cuando volvió de vacaciones el camarín estaba pasado a caca (se había roto una cañería), y dejó en claro que hubo varios problemas administrativos que afectaban su gestión y, además, que las canchas estaban sucias.
De contragolpe, en la U filtraron que le habían remodelado dos veces su oficina, que solo en contrataciones se habían gastado 3 millones y medio de dólares, que habían comprado petos y computadores nuevos de alto valor a petición del técnico y que se le había ocurrido lo del "Mago" demasiado tarde.
Por lo pronto, los azules compraron a Nicolás Oroz, de buena campaña en O'Higgins como volante ofensivo, y -aplicando el método de Marie Kondo- deberían tomarlo entre sus manos y decidir, ahora, si los hace felices o no, o para hacerle cupo a César Valenzuela, lo que significaría haber comprado un equipo completo nuevecito. Lo mismo con varios que se quedaron o que llegaron, y que a la luz del paladar de Kudelka, parece que no están en su tono, que, dicho sea de paso, tampoco fue el del año pasado, donde confesó que el equipo no jugaba como él quería. Si este plantel está construido a su gusto, sería hora de definir con quién se va a quedar y en qué cajón los va a guardar.
Sería interesante precisar que Kudelka tiene contrato solo hasta junio con Azul Azul y que, según su representante, nadie se ha acercado para extenderlo, lo que significa que la proyección directiva alcanza solo a la mitad del campeonato o la primera parte de la Libertadores, si es que pasan. Habla de una mirada cortoplacista porque no están seguros del proyecto o porque les parece que el hombre reclama mucho y no aporta demasiado. Visto desde el otro lado, a Frank no le inquieta demasiado porque, como se ha encargado de decirlo todo el mundo en el camarín (y sobre todo su capitán), las cosas no se hacen bien y los gerentes del fútbol no parecen tan eficientes como los de las multitiendas. Recuerden el año pasado en la época de Ronald Fuentes, Ángel Hoyos, Miguel Ponce y Pablo Silva. Heller hizo un marikondo y se deshizo de todos.
Ahora deberían hacer lo mismo para terminar con las filtraciones y los recados anónimos. Que tomen el tema entre sus manos y definan -de una vez por todas- qué los hace felices para tomar sus decisiones. Así marikondean como corresponde las cosas y se quedan con lo que les sirve y dan de baja aquello que los aproblema. Simple.