Dos artistas interesantes dan inicio al nuevo año. En el MAC Parque Forestal lo hace la conceptual francesa Sophie Calle (1953). Años atrás, ella integró, para Santiago, una selección de lo mejor de la Bienal de São Paulo; hoy día se presenta sin acompañantes. Se trata de su envío a la Bienal de Venecia de 2007 y basta para ocupar todas las salas principales de la planta alta del museo. Corresponde a la interpretación de 107 mujeres respecto de la ambigua carta de un gran amor de Calle, en la que pretende explicarle la causa de su unilateral rompimiento. La necesaria respuesta fue confiada, pues, a las más variadas sensibilidades femeninas. El aporte estético de la artista consistió en retratar y filmar a sus autoras, en incluir los distintos textos interpretativos y ordenar el abundante material. La empresa da ocasión al visitante de entrever algo de la intimidad de cada mujer. Participan en la empresa escritoras, filósofas, científicas, deportistas, detectives, bailarinas, cantantes, actrices, compositoras, hasta una niña de nueve años. Figuras destacadas del ámbito francés, que en su mayoría resultan desconocidas en nuestro país. Sin embargo, no faltan ciertas celebridades de fama internacional, como las actrices de cine Jeanne Moreau -con el dramatismo de la carta despedazada entre sus manos-, la española Victoria Abril -nos habla desde su lecho-, la inglesa Miranda Richardson, o la soprano Natalie Dessay, que canta el texto en plena escalinata de la Ópera.
Más allá de la variedad de respuestas, Sophie Calle se demuestra como una fotógrafa excelente y correcta videasta. La nitidez de sus imágenes, lo acertado de los ángulos de visión, la dosificación del color y la luz saben incluir, asimismo, hermosos rincones de París. Estos, acaso, podrían hallarse de alguna manera vinculados anímicamente con el temperamento de cada remitente. Eso sí, nunca se trata de convencionales lugares turísticos, sino de sitios que podrían pertenecer a cualquier ciudad francesa. Entre ellos, destaquemos la mujer sentada pierna arriba en el más adecuado recodo callejero. En cuanto a las reacciones de las participantes frente a la misiva, domina el gesto de ocultar el rostro, precisamente con el escrito protagónico. De las excepciones que nos parecen más originales, recordemos algunos ejemplos. Así, al comienzo, encontramos a la oficial de inteligencia escondida con naturalidad detrás del follaje, dejando ver nada más que la mano con el rectángulo de papel. O el video de la genial lorita de cresta amarilla que, mediante su expresivo pico, escudriña más que nadie el cuerpo del delito. Asimismo, de la carta vía electrónica no faltan las versiones en braille, morse, código de barras, taquigrafía. Tampoco se ausenta el humor a través de la caricatura, del signo de procedencia infantil, del empleo de la misiva fatal como plato para comer o como diana de tiro al blanco.
Sorpresa en un laberinto
Sentido arquitectónico, expresividad del claroscuro y factor sorpresa se dan en la instalación que Denise Lira-Ratinoff ofrece en los pisos subterráneos del Museo de Artes Visuales. De esa manera, el menor y primer nivel nos entrega -con luz plena- la amplia fotografía con color del cráter de un volcán visto desde una cercanía peligrosamente próxima. El ambiente de descenso está, pues, aquí preparado. A continuación, la iluminación de la planta siguiente se atenúa hasta casi la penumbra; la boca de un túnel nos invita. Sus elementos constructivos se hallan a la vista: apretados fardos con desechos de envases plásticos multicolores, sujetos por un armazón poderoso de acero negro. Penetramos en una semioscuridad que, no obstante, permite apreciar una senda muy angosta, recibiendo la particular sensación de pisar sobre agua quieta. Más adelante, se abren dos posibilidades de continuar: una se muestra sugerente, completamente a oscuras; la otra, con algo de iluminación, lleva afuera del limitado laberinto. Tiene la valentía de mostrarnos el revés de la trama: todo el lado exterior de la obra con sus murallas de residuos aprensados entre sostenes metálicos.
Vueltos al interior, el pasadizo de piso aparentemente líquido va subiendo. En su porción alta se abre, de repente, bajo nuestros pies un pequeño abismo. En el fondo de esta fosa bulle el acompasado, sonoro e inquietante ir y venir marino. Por fin descendemos hasta el nivel más bajo del MAVI. Enfrentamos ahí el sector más importante, epicentro de la instalación. La ilusión de proximidad con la fuerza dinámica del mar no puede estar mejor lograda. Corresponde a una simple proyección de video. Descubrimos, sobre un suelo de arena, que el realismo de la visión se nos deshace entre los dedos. Si al comienzo acompañó el recorrido el canto melancólico de la ballena, ahora nos envuelve el sonido oceánico.
Cuídese mucho
Sophie Calle y 107 interpretaciones para una carta de amor, a través de imágenes y textos.
Lugar: MAC, Parque Forestal
Fecha: hasta el 30 de enero
Cronómetro
Instalación de Denise Lira-Ratinoff con el mar como protagonista capital
Lugar: MAVI
Fecha: hasta el 10 de febrero