Cynthia Rimsky completa, con este libro, siete obras publicadas entre 2001 y 2018. En una entrevista reciente señaló que trabaja "con materiales documentales que luego voy borroneando, pegándoles elementos y al final quedan irreconocibles", y agrega que "por eso me demoro cuatro o cinco años en terminar una novela, pues me interesa esa idea de una lectura permanente sobre los mismos materiales". Su anterior obra,
El futuro es un lugar extraño, obtuvo dos premios en 2017: el Municipal de Literatura y el Mejores Obras Literarias, categoría novela publicada. Este doble reconocimiento -sumamente merecido- debería extenderse a su trayectoria. Rimsky es una escritora singular, con la experiencia y la idea del viaje como catalizadora de varias de sus obras; pero encasillarla, ahí sería un error. En sus obras no interesa tanto lo que se ve, sino el modo en que es mirado; ni tampoco es tan relevante la anécdota (salvo excepciones), sino cómo el desplazamiento se constituye en experiencia. Rimsky, en algunos textos, diluye los géneros, incorporando el ensayo, la crónica y la biografía en la arquitectura de sus obras, con un estilo que ha alcanzado una admirable madurez.
En obra es un díptico con muchos lazos entre ambas partes. La primera se sitúa en el conurbano argentino; la narradora y su pareja quieren irse a vivir al campo, compran un terreno y arriendan mientras tanto una pieza para estar cerca de los maestros que llevan a cabo la remodelación de la antigua casa (dicho con generosidad) levantada en el terreno. Los personajes son los que entran y salen de la obra: los maestros, los vecinos, los turistas que asoman la nariz por las calles arboladas del pequeño pueblo. La segunda es una experiencia de viaje donde un pájaro endémico de Cuba, el negrito, adquiere protagonismo, pero todo el relato se juega en lo que quien narra -que borra los marcadores lingüísticos de género- es capaz de ver y lo que se le escapa. Los dos epígrafes son guías de lectura: "lo irreal intacto en lo real devastado", de René Char, está presente en la ruina de adobes, en el degradado paisaje isleño que parece ya inmutable en su deterioro y en la radical extrañeza que muestran los personajes. El segundo epígrafe, de Juan Luis Martínez, alude al lenguaje de los pájaros, "esa otra cara del silencio", que Rimsky explota en ambos relatos; en jaulas, cantos e identidades locales.
CYNTHIA RIMSKY
Mundana, Viña del Mar, 2018.
74 páginas.