Veo "Íntimo", el programa de CNN Chile que presenta esta vez como figura a Maitén Montenegro, en mi opinión la más notable mujer del espectáculo que haya producido el país, al menos desde que veo y escucho. La entrevista Matilde Burgos, que tan bien sabe sacar lo mejor de sus entrevistados.
Todo lo que ha hecho Maitén Montenegro lo ha hecho bien. Comediante de lujo, multifacética, encantadora en cada uno de sus personajes. Lamenté mucho cuando dejó la pantalla televisiva chilena para partir a Estados Unidos con el grupo de Kreutzberger, donde compartió una histórica y exitosa experiencia internacional. Participante fundadora del Japening con Ja, nunca igualada producción humorística donde el garabato no gobernaba ni reinaba, en tiempos en que en el país había más lágrimas que risas, Maitén luce hoy con su agudeza de siempre y el encanto intacto.
En las mismas horas esperaba ver o leer una entrevista que no se produjo: la de Arturo Salah, despidiéndose de la presidencia de la ANFP y, tal vez, incorporándose a la Conmebol, donde lo esperan con los brazos abiertos. Pero en vez de una entrevista se recibió un comunicado de la organización, en línea con la despersonalización de los contactos que tiende a imponerse.
Salah fue un personaje de alto interés para el desarrollo de nuestro fútbol. En su primera etapa, como jugador, no fue un exquisito, pero sí un profesional dedicado y aguerrido en Universidad de Chile y Universidad Católica, entre otros. En la cancha adquirió los conocimientos del medio y la convicción de que los entrenadores solo podían provenir de los futbolistas retirados, convicción compartida con Fernando Riera (y seguramente heredada de él). De hecho, encabeza del grupo de técnicos adherentes de la ideología futbolera del entrenador del Mundial del 62, junto con Manuel Pellegrini y Fernando Carvallo, entre los más destacados.
Su interés en el desarrollo futbolístico se manifestó, además de su trabajo como entrenador en clubes y en la Selección, en el fortalecimiento de una Unidad Técnica Nacional, proyecto nunca plenamente concretado. En Colo Colo, después de un tormentoso inicio por el violento rechazo de hinchas en 1985, cumplió un ciclo exitoso que dejó formado un plantel y una cultura profesional que serían la base del equipo que alcanzaría la Copa Libertadores de 1991. En su primer período en Universidad de Chile, sacó al club de la extrema emocionalidad que lo alejaba de los títulos y lo encaminó al histórico campeonato de 1994, cerrando una sequía de un cuarto de siglo (ese título lo consiguió Jorge Socías, como Mirko Jozic consiguió la copa Libertadores del 91, ambos sucediendo a Salah).
No sé si fue su acercamiento a la política (director del Instituto Nacional del Deporte, con rango de subsecretario) o su paso por Blanco y Negro (ByN) lo que operó un cambio en el distinguido entrenador. Aunque se lo conociera desde siempre como "Elmer", el gruñón del cómic, fue siempre accesible a la prensa. Tras su paso por el directorio de ByN no me contestó una pregunta. Y ya no es accesible. Y aparece cercano a la Conmebol. Y avala un proceso eleccionario discutible. ¿Qué pasó, Arturo? Es de la misma época que Maitén Montenegro, pero ella no ha cambiado.