Sucede. A veces es temporal dejar de querer a la pareja, a veces irreversible. Sea como sea, es siempre una experiencia dolorosa, porque ser pareja es equivalente a compartir mucha vida y muchos sueños. Día tras día vamos justándonos a otro, cambiando maneras de comportarnos, gustos, valores y, sobre todo, experiencia. Y aunque olvidemos muchos hechos, muchas conversaciones, muchas experiencias, el hecho de haberlos vivido junto a otro los hacen un recuerdo compartido.
Y eso es así también cuando uno de los miembros de una pareja se enamora de un otro o de una otra, los recuerdos están ahí. Y formarán parte de la vida por mucho, mucho tiempo. Hay que distinguir lo que es el recuerdo marcado en la mente de la evaluación racional que se haga de la pareja perdida.
El cuerpo juega un rol muy importante. Dos cuerpos han compartido intimidad y desde los olores hasta las costumbres, los silencios o las palabras, todo está grabado en el cuerpo. Tenían alguna razón los más viejos cuando defendían la pareja única. Hoy se ha hecho más difícil porque las relaciones han cambiado mucho. Las mujeres se han emancipado, el sexo ya no es exclusividad de novios y esposos, las relaciones extramatrimoniales que antes fueron privativas de los hombres, ya no lo son.
La dificultad de la pareja única es un hecho, y complica todo. En particular la vida familiar. Muchas parejas nuevas que antes tuvieron otra familia terminan extenuados por los conflictos que no son de los hijos o nietos o cuñados o suegros propios y actuales, sino de la herencia de relaciones y matrimonios anteriores. Es verdad que ya el sufrimiento y el maltrato constante se han ido espaciando gracias a que el o la maltratada puede huir hacia nuevos sueños.
Pero todo se desordena, como decía una abuela, y eso cansa mucho. Junto con la vida llena de estímulos y tiempos que vuelan, el pobre ser humano está cada vez más vivo y más cansado también. El sentido de esta descripción es solo hacer conciencia de la rapidez con que ha cambiado el mundo y lo estable que son los sueños y expectativas de los enamorados.
Los estudios ponen mucha atención hoy a los cambios en las familias como fuente de estrés. Hay que saberlo, para tener en cuenta que los cambios pueden darse en plazos cortos pero que la historia y costumbres del pasado están aún conscientes en el inconsciente colectivo.