José Mourinho, mientras fue entrenador del Manchester United, vivió en el Hotel Lowry, con vista el río Irwell y en una suite cómoda y cara, tanto así que después de 895 días de alojamiento el costo fue de 460 millones de pesos y eso se traduce en dos millones diarios. En esos lugares, alguien hace la cama, literalmente hablando: la mucama.
Sus dirigidos estaban en una tarea silenciosa y similar, estirando la sábana, golpeando la almohada, y todo listo y dispuesto. Haciendo la cama, pero en sentido figurado, porque juegan con la pelota y también con el sentido de las palabras. Era un hacer la cama con lentitud y cálculo, porque así es como se hace.
En los últimos cuatro partidos con Mourinho llevaban dos empates, un triunfo y una derrota. Una fórmula mediocre, sin duda, donde lo rasguñado era por los jugadores y lo perdido, responsabilidad de un técnico de carácter complejo y arrogante que se cree figura.
Mejor decirlo con la brevedad del español del Siglo de Oro: un pelmazo. Que en el español de Chile es algo así como un camote.
El 16 de diciembre pasado, cuando Liverpool los venció por 3 a 1, el francés Paul Pogba miró desde la banca, un sitio insoportable para un campeón del mundo, jugador destacado y tanto más que eso: figura.
El caso es que el martes 18 lo echaron y no hubo tiempo para la especulación periodística, porque encontraron al reemplazante en Noruega y su gran y única experiencia fue dirigir al Molde FotballKlubb, un equipo tan noruego como el elegido: Oleg Gunnar Solksjaer, delantero del Manchester United entre 1996 y 2007, un centenar de goles a su favor y un hombre de 45 años que fue figura en ese tiempo, pero en ningún caso ahora.
El miércoles 19 lo confirmaron como técnico hasta el final de temporada.
A ojo de buen cubero y si las cosas son como en Chile, el noruego saludó de mano al plantel el jueves, ese mismo día hicieron fútbol y eso sería el trabajo compartido.
Debutaron el sábado 22 con un 5 a 1 sobre Cardiff, después de 48 horas de proceso. En los 895 días que los dirigió Mourinho jamás lograron tantos goles. Y siguieron los triunfos. Frente al Huddersfield Town y el Bournemouth, y en ambos partidos Pogba se cuadró con dos goles. Hasta el 2 a 0 sobre el Newcastle de visitante, donde volvió Alexis Sánchez a partir de los 63 y tuvo tiempo para dar un perfecto pase gol. Se le notó feliz. Lo mismo ayer con la felicidad y otro pase, cuando derrotaron por 2 a 0 al Reading, por la FA Cup.
Van cinco triunfos en línea.
Antes que las explicaciones técnicas, tácticas y estratégicas, está la verdadera razón, que es rústica, humana y clásica: hacer la cama.
Se han ido decenas de técnicos por ese motivo.
Y se seguirán yendo.