Yo, Liberty Valance, lejano y dudoso descendiente del Pélida Aquiles, heredero de la brújula del teniente Alejandro Bello, persona de poco entendimiento y de estirpe y enredadera humilde, pero trepadora, vengo a pedir por Chile 2019.
Es un momento telúrico y turbulento para las instituciones y su funcionamiento.
Es un instante que clama por generosidad, talento y grandeza, pero son cosas de las que carezco, y por eso aporto lo que tengo: conjuro.
Creo que Chile se rescata con magia y se cura con hechizo.
Invoco a las fuerzas del Olimpo y del Hades, porque el mal acecha la paz del nido.
En el hervor del caldero encierro mi súplica blanca y negra.
Es por el bien de la patria compartida, así que cloro líquido a los poderes del Estado, lejía y ácido muriático para la empresa privada y limpieza general para cada uno de los pilares de la nación.
Convoco la fuerza del Hércules que limpió los establos gigantescos y pestilentes del Peloponeso.
En este caldero lanzo lo que tengo e imagino.
Busco el meñique perdido de Galvarino y en este tubito, por favor, pipí de animadora de matinal. Y dentro de un plástico un mechón de cabello de subcontralora. En un papelito manuscrito y con letra legible, los sueldos de los rostros de TVN y una foto carnet de don Jaime de Aguirre. Ahí va el chip con el Plan Huracán, un clavo de olor con aroma a Nicanor Parra y el último examen de ADN de Álvaro Salas. Una polera de Batman pintada de orden y de verde. Un bóxer Top Underwear de Alexis Sánchez, de poco uso, en lo posible. También el gorrito tirolés de algún Kast.
Pido elementos de tierra y aire, piezas minerales y animales, orgánicas e inanimadas, dulces y agrias, abominables y celestiales.
Incluyo la próstata de un cómplice pasivo y añado un labio de vieja hinchado por el bótox. Agrego cargo de conciencia, pero en desodorante
roll on. Y un manojo de principios de derecha o izquierda, no me importa si húmedos y podridos.
Diez
pendrives oxidados de los que entregó el Presidente Piñera a sus ministros. Un ramillete de vales de colación, sin uso, para el casino de la ONU a nombre de Michelle Bachelet. El primer capítulo de las memorias de Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que a lo mejor no escribe. A Ricardo Lagos le pediría un consejo, solo para olvidarlo. A Alejandro Guillier lo meto entero.
Hierve el conjuro, pido y lanzo un cuanto hay.
Dos pasajes aéreos para un coronel de Ejército y su señora esposa, desde Comodoro Arturo Merino Benítez hasta Portland, Oregón, ida y vuelta en temporada alta y en días feriados, tanto en Chile como en Estados Unidos, y por esa razón el precio, el cambio y la equivalencia dio para las siguientes tarjetas de embarque y un par de boletos en bus: ida y vuelta a Madrid, con extensión posterior a Praga y de vuelta breve parada en París y luego a las islas Azores, para finalmente aterrizar en Washington y de ahí en un Greyhound por tierra a la bonita ciudad de Portland. Hay 250 dólares de viático sobrantes. ¿Los meto al caldero o no los meto al caldero?
La respuesta es sí, porque después de esta invocación, no hay otra.