El año gastronómico termina con los premios de revista "Wikén", que se entregaron en tres categorías: Mejor Restaurante, Mejor Apertura y Premio a la Trayectoria. En Mejor Restaurante ganó el Rívoli, un clásico de la cocina italiana tradicional, pero modernizada, que ha sabido mantener la calidad y artesanía de sus productos y la buena atención, siempre bajo la mirada de su chef y propietario, Massimo Funari.
En esta categoría se premió también a Osaka, un representante de lujo de la cocina nikkei que ha ido perfeccionándose hasta la excelencia. Su chef, Ciro Watanabe, se ha dedicado con pasión a crear una propuesta que sorprende y envicia, definitivamente. La experiencia es total, con una cuidada ambientación, música, buen servicio y sus increíbles combinaciones.
En la categoría Mejor Apertura, el premio se dividió entre La Salvación y Le Bistrot Viet. El primero es la continuación de Salvador Cocina y Café, en Bombero Ossa, y del extinto e inolvidable Casa Alma. Aquí, Rolando Ortega, su cocinero y propietario, sigue apostando por "la casquería", aquellos subproductos que en sus manos se convierten en manjares. Un bonito y estiloso local, buenos vinos y licores y sus apetecidas creaciones.
Le Bistrot Viet es la apuesta vietnamita de Gaetan Eonet, el chef de Le Bistrot, con su exsuegra Kim My. Aunque aún no tiene patente de alcoholes, es un acierto en decoración y en la cocina: la sabiduría asiática con el refinamiento francés.
El Premio a la Trayectoria recayó en Guillermo Rodríguez, el "padre de la cocina chilena renovada". Él comenzó la verdadera revolución que le ha puesto mantel largo a muchos humildes y olvidados productos nacionales, generando muchas vocaciones entre los jóvenes chefs por este tipo de comida. Con disciplina, generosidad y talento, Rodríguez ha logrado recorrer un camino exitoso y ser el silencioso artífice del
boom de la cocina chilena. Difícil tarea para el jurado de este año, ya que había muchos que merecían premios. ¡Felicitaciones!