E l recién casado toma desayunos enormes, surtidos. Se lleva en bandeja, a la cama, frutas, huevos, mermeladas, tostadas, queso, jamón, pancitos, queques, miel, galletas, entre los sólidos; y entre los líquidos, jugos de fruta, chocolate (cosa que hoy jamás se toma en estado normal), té o café café. Luego, gradualmente, a medida que se asciende a la pesa del baño y se desciende del limbo, empiezan a desaparecer los ingredientes, uno tras otro, hasta que se llega a un nivel normal de líbido y de embeleso.
Alojados en cierta casa inglesa, nos agredieron con un desayuno que constaba de salchichas fritas, huevos fritos, pan de molde frito, pancetas de tocino frito, tostadas de pan de molde, bollitos, mantequilla, mermelada de naranjas, jugo de naranja, té o café. Pero era un desayuno "proleta". Los elegantes toman "kippers" (arenques ahumados con abundantísima mantequilla derretida), perdices estofadas, guisos hindúes de arroz, repollo u otra legumbre estofada, más los consabidos huevos (fritos, revueltos, pochés). En cuanto a los alemanes, suelen tomar un primer desayuno antes de aclarar: café, tostadas, la infaltable miel. Pero luego toman un segundo desayuno, como a las 9, donde se embuchan panes blancos y negros, jamones, mortadelas, quesos y más miel.
Todo esto se explica, dicen, por los grandes fríos que hacen en esas partes, y que aconsejan salir bien abrigados por dentro. ¡Miren la teoría!... En La Rioja, los paletos salen al campo amaneciendo, con muchos grados bajo cero, y sin otro desayuno que unos cuantos higos y un vaso de... cognac . A las 9 toman más cognac , para mantener la temperatura, con algún "bocadillo" o tapa, y algún café. O sea, no es cuestión de temperaturas, sino de culturas. Durante el imperio, los romanos desayunaban con tres aceitunas, un pedazo de queso y otro de pan (se desquitaban a la cena, donde comían hasta perder el conocimiento).
Últimamente ha aparecido entre nosotros el abominable vicio del "Brunch", desayuno dominical tardío, tipo 11 de la mañana, con frituras, guisos, y hasta mariscos. Reemplaza, dicen, al almuerzo. ¡El almuerzo dominguero no se reemplaza, salvajes! ¿Dónde van a hacer encajar las empanadas? ¿Entre taza y taza de café? ¡Ah, se trata de copiar lo que hacen en La Gran Manzana! Lo más que resiste un desayuno civilizado es algo como lo que va hoy, que es harto bueno.
Panqueques de desayuno
Mezcle en un bol ½ taza de harina integral, 1 taza y ½ taza de avena machacada (el "cuáquer" del vulgo), 1 cda. de polvos de hornear y 1 cdta. de sal. Añada, luego, 1 huevo batido, 1 cda. de aceite de oliva y 1 cda. de miel, más 1 taza y ½ de leche entera. Haga con esto una mezcla, y vaya poniéndola por cucharadas en una sartén bien caliente y untada con un poco de aceite, dando vueltas cada panqueque cuando los bordes están ya firmes. Se comen con más miel puesta por encima.