Es bueno Kramer. Debe ser el mejor imitador que ha tenido el país, ever . Yo crecí viendo a tipos que deslumbraban emulando ruidos de pájaros y de locomotoras. Pero Kramer tiene un talento insólito, que captura la esencia de un personaje para encarnarse en él. En otro tiempo lo habrían quemado, acusado de brujería o cosas peores.
Los libretos que le hacen, eso sí, no están a la altura de su talento histriónico. Aunque igual vale la pena verlo. Mis favoritas son las imitaciones que ha hecho de los futbolistas. La de Alexis Sánchez es tan buena que prefiero al Alexis de Kramer que al Alexis real.
Pero no voy a eludir el tema que nos convoca: la imitación que hizo del Presidente Piñera en la Teletón.
Si bien voy a contradecir en esto a la Primera Dama (venerable ella), a mí no me pareció mal la imitación. No tuvo el ánimo de injuriar ni de maltratar al mandatario. Hizo lo que hace cualquier imitador-humorista: detectar los estereotipos sobre una persona, sus rasgos llamativos, exagerarlos y sacarlos de contexto para que se vean absurdos, ridículos y desde ahí provocar la risa, cuyo poder radica en que gatilla la liberación de endorfinas, que es la hormona de la felicidad. Imaginen su importancia.
El humorista es, entonces, un proveedor de hormonas del bienestar. En un futuro muy próximo, cuando todos tengamos implantado un dispositivo digital que mida en tiempo real la totalidad de nuestros indicadores biológicos, podremos evaluar la calidad de un humorista por la cantidad de endorfinas que nos hizo secretar.
Lo que quiero decir es que los humoristas viven de proveer endorfinas y, por lo tanto, no son políticos. La política tiene sus propios payasos, pero a esos les interesa el poder, no proveer endorfinas a una audiencia.
Recapitulando: Lo que hizo Kramer en la Teletón fue exagerar hasta el ridículo características del Presidente (confunde fechas, se le cambian los nombres de la gente, le encanta competir para ganar, le cuesta perder). Con eso, Kramer intentó ganarse los aplausos del público y de la crítica. ¿Se le pasó la mano? Es opinable. ¿Dejó mal al Presidente? Es discutible. Hay quienes creemos que las "Piñericosas" y cuestiones de ese estilo, a la larga le hacen bien al Presidente. Lo bajan del pedestal de Primer Mandatario y lo acercan a la gente. ¿Mostró la Teletón un sesgo político al permitir que se satirizara al gobernante? Tampoco, si se considera que en la inauguración de la Teletón, Piñera tuvo gran protagonismo y estaba casi todo su gabinete en las primeras filas.
El problema es otro. La polémica surgió cuando algunos comentaristas usaron mañosamente la rutina de Kramer para, a partir de ella, pegarle maleteramente al Presidente. Algunos alimentaron análisis delirantes que llegaron a decir que poco menos que a partir de Kramer se acababa todo para Piñera. Hubo varios que torcieron la actuación del imitador tratando de convertir las sonrisas que buscaba provocar Kramer en muecas de desaprobación.
En el reino animal, a aquellos organismos que se alimentan a expensas de otro organismo "huésped" se les llama parásitos. Como los comentaristas que viven colgándose de otros para decir lo que no son capaces de imaginar ellos. Como los que esta semana trataron de sacar las castañas con la mano de Kramer.