Mucho se ha escrito últimamente sobre la pérdida de dinamismo de la economía chilena y el bajo crecimiento del empleo. En cuanto a crecimiento, es un hecho que las cifras de actividad del tercer trimestre muestran una pérdida de dinamismo. Después de crecer 4,5% anual en el primer trimestre y 5,4% en el segundo, en el tercer trimestre el PIB creció sólo 2,8% anual. El alto crecimiento anual de los dos primeros trimestres se vio favorecido por una base de comparación poco exigente. En paralelo, la economía se ha estado desacelerando entre trimestres consecutivos, ya que el PIB ajustado por estacionalidad y días trabajados creció un 4,9% anualizado en el primer trimestre, un 2,7% en el segundo y solo 1,1% en el tercero.
Sin embargo, es conveniente hacer algunas consideraciones sobre las cifras del tercer trimestre. Primero, las cifras de PIB trimestrales están afectadas no solo por la tendencia, la estacionalidad y el número de días laborales, sino que también por factores irregulares, como son los permisos laborales alrededor de feriados, huelgas, factores climáticos y catástrofes naturales, los cuales crean volatilidad en las tasas de crecimiento trimestrales y mensuales. Por esa razón es aconsejable evitar conclusiones sobre el dinamismo de la economía basadas solo en las cifras de un trimestre y menos todavía con cifras de un mes. Esto es particularmente relevante en el caso actual, dado que, en septiembre pasado, los feriados de Fiestas Patrias correspondieron a los tres primeros días de la semana del 17 de septiembre, lo que hizo que muchos no trabajaran el jueves 20 y el viernes 21. Por lo anterior, es muy probable que parte de esta desaceleración termine siendo transitoria. (Ver también recuadro III.1 del IPoM de esta semana). De hecho, el Imacec ajustado por estacionalidad y días trabajados de octubre, que no estuvo afectado por este tipo de efectos, aumentó un 3,1% anual.
Segundo, vale la pena destacar el mayor dinamismo que ha tomado la inversión, el que ha ido de la mano de una mejora en las expectativas empresariales y de condiciones financieras internas favorables. Por componentes, la inversión en maquinarias y equipos sigue creciendo por sobre el 10% real anual, y la inversión en construcción crece ahora a un 4,4% anual. El mayor dinamismo de la inversión se refleja también en las importaciones de maquinaria y equipos, las que en el trimestre móvil terminado en noviembre crecieron sobre el 20% nominal anual en dólares. Además, la inversión proyectada por la Corporación de Bienes de Capital, en su actualización más reciente, mostró una importante alza para el quinquenio 2018-2022. Así, entre el segundo y el tercer trimestre, la inversión proyectada para el referido quinquenio subió un 42% con respecto a lo registrado en el catastro de fines de junio. Más aún, 53% de la inversión proyectada para el período, que se concentra principalmente en minería, obras públicas y energía, ya está en ejecución.
El mayor dinamismo de la inversión es importante por tres razones. Primero, el año pasado se completaron cuatro años consecutivos de caídas en la inversión, afectando negativamente el crecimiento potencial, por sus efectos tanto en el stock de capital como en la innovación que viene incorporada en los nuevos bienes de capital, como también la productividad del trabajo y los salarios reales (por sus efectos en la razón capital trabajo). Segundo, la inversión en obras públicas e infraestructura concesionada contribuye también a aminorar carencias en infraestructura que limitan la productividad y el crecimiento potencial de la economía. Tercero, el crecimiento de la inversión impulsa el crecimiento de la demanda interna, del producto y del empleo.
Por otra parte, la pérdida de dinamismo de la economía coincide también con un deterioro en la percepción económica de los consumidores, la que lleva dos meses en terreno de pesimismo, y un menor crecimiento del consumo privado. El deterioro de las expectativas puede deberse a expectativas demasiado optimistas sobre la dinámica del mercado laboral que se tenían al comienzo de este gobierno. De hecho, las expectativas de empleo del Índice de Percepción Económica alcanzaron el máximo de esta década en marzo pasado, para luego caer con fuerza en los últimos meses, regresando a valores alcanzados hace un año. En el menor crecimiento del consumo privado y la caída en las expectativas también pueden haber influido los efectos del alza de precios de los combustibles de meses anteriores y la caída en la tasa de crecimiento de las remuneraciones reales.
La evolución del mercado laboral ha estado siendo afectada por una serie de fuerzas. Primero, el bajo crecimiento económico del período 2014-2017 y el mayor crecimiento del último año. Segundo, una reforma laboral que rigidizó más el mercado laboral y restringió significativamente los reemplazos en huelga. Tercero, la revolución de la automatización, la robótica y la inteligencia artificial (ARIA) y la caída en los precios relativos de los bienes de capital que facilitan la substitución de trabajo por capital. Cuarto, la expansión de la demanda por ciertos tipos de trabajo en actividades que surgen gracias a la revolución de la ARIA.
Si vamos a las cifras, las del INE muestran que el empleo y la fuerza de trabajo han estado perdiendo dinamismo. Pero hay un cambio en la composición: los empleos asalariados privados (empleos formales con contratos y contribuciones a la seguridad social) siguen creciendo, mientras que los trabajos por cuenta propia, que son trabajos más precarios, ptracticamente se estancaron en los últimos doce meses y los empleos públicos reducen significativamente su tasa de crecimiento anual.
Con respecto a estas cifras, el Banco Central ya había llamado la atención hace algunos meses que el crecimiento del empleo estaría subestimado en las cifras del INE por una subestimación del crecimiento de los empleos de los inmigrantes, debido a que el INE usa un diseño muestral y factores de expansión basados en el censo de 2002, año en que la participación de los inmigrantes en la población total era mucho menor que la actual. En el último IPoM el Banco Central profundizó en este punto, previendo que la subestimación del crecimiento del empleo resultante no es trivial, entre los años 2016 y 2018 el crecimiento del empleo habría sido entre uno y dos puntos porcentuales anuales por encima de lo reportado por las encuestas del INE (ver recuadro III.3 del IPoM). Este episodio refuerza la importancia de tener censos de población menos distanciados en el tiempo, de avanzar en la integración de las bases de datos que maneja el Estado y, tal vez lo más importante, de avanzar más decididamente en la ley de fortalecimiento y autonomía del INE.
Con todo, en los próximos años el mercado laboral va a estar enfrentando con más fuerza los efectos de la revolución en la ARIA, lo que hace necesario adoptar políticas y cambios institucionales que faciliten la adaptabilidad y la empleabilidad de la fuerza laboral en la era de la revolución de la robótica. En este tema, en el último Estudio Económico de la OCDE acerca de Chile (OCDE, 2018), se recomienda subsidios al empleo de los grupos vulnerables, de manera de aumentar sus oportunidades de lograr un empleo formal y la capacitación asociada a estos, así como también se sugiere reducir los costos de despido en los contratos indefinidos para así disminuir la rotación laboral, pero asegurando un aumento de cobertura de las prestaciones del seguro de desempleo. De esta forma se contribuiría a aumentar el número de trabajos indefinidos y formales (Di Porto et al ., 2017; BID, 2015; OCDE, 2008) así como también a promover una mejor capacitación de estos trabajadores, ya que para las empresas sería menos riesgoso capacitar a un trabajador sabiendo que se va a quedar laborando en ese lugar. Este tema también lo abordó la Comisión Presidencial de Desarrollo Integral (ver capítulo II del Informe de la Comisión).
En suma, aunque el crecimiento perdió dinamismo el tercer trimestre, lo más probable es que una parte de este menor dinamismo resulte ser transitorio. Con todo, la economía va a terminar creciendo este año en torno al 4%, nivel que supera las estimaciones de la tasa de crecimiento potencial. Crecer en forma sostenida a esta tasa o a una superior requiere avanzar en reformas orientadas a fortalecer el ambiente de inversión y los aumentos de productividad, temas que ya he analizado en columnas anteriores. Las amenazas al crecimiento del empleo derivadas de la revolución de la automatización, la robótica y la inteligencia artificial nos obliga también a poner más atención en modernización de la legislación laboral, para permitir que los trabajadores puedan adaptarse de mejor forma. Al mismo tiempo, se requiere de una verdadera revolución en la educación y la capacitación, para preparar la fuerza de trabajo para el mercado laboral del futuro, donde las competencias que se requieren son la creatividad, la adaptabilidad, la capacidad de comunicación, el manejo de técnicas de la información y el trabajo en equipo.